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6 de noviembre de 2011

Madrugadas en Madrid: la muerte.

Me encanta Madrid y pasear por sus largas vías, descubrir sus recovecos y admirar su caos, mezclarme con su pluralidad y dejarme llevar por su lúgrube melodía cosmopólita barroca. Pero me estremece de madrugada. La calaña nocturna madrileña apesta a nauseabundo y a alcantarilla en día de lluvia. Menuda fauna, señores. Y que conste que me gustan las fiestas que se montan en Tribunal, Fuencarral, Montera, Malasaña, Chueca y alrededores. Pero en su justa medida. Y esta semana me he sobrepasado. Lo confieso, soy culpable. Je ne regrette de rien de rien, pero no quiero volver a hacerlo.

He tenido tres salidas nocturnas por estos sitios en los últimos 10 días, algo que para mí era impensable desde siempre, que yo soy muy tranquilito y prefiero la comodidad de hacer fiesta en casa de un amigo o de estar en una plaza o un parque que meterme en locales con luces de neón a toda hostia abarrotados de gente de cualquier tipo.

He salido con los compañeros de clase, que ya de por sí son algo raros. En un principio íbamos a ir media clase,...y no fuimos ni 10. El caso es que pretendíamos conocernos un poco, y me lo estaba pasando bien. Hasta que vi que el objetivo final era fumar. No way. No voy de monjita beata, ¿vale? En ocasiones muy especiales, fumo, no solo tabaco, pero recalco, en ocasiones remotamente esporádicas y especiales. Esta no lo era. Y no me gusta nada el rollo "salir para fumar cigarros de la risa". Ni de coña. Mi objetivo cuando salgo de fiesta es pasármelo bien, charlar y reirme, no pillarme un moco del 15. Así que ellos acabaron en un nivel de desfase superior al mío, y es la sensación mas jodidamente incómoda que debe de existir. Creo que la otra sensación tan jodidamente incómoda es una patada en los huevos, o cortarse con un folio, o que Papa Noel te traiga unos calcetines del Carrefour.

Otra noche por Madrid ha sido con mi amigo y ex-vecino @puto_simba (anteriormente nombrado en este blog como el Puto Rubio; lo que pasa es que le convencí de hacerse twitter pero no le convencí de ponerse ese nombre). Fue su 18º cumpleaños y se iba de fiesta con amigos suyos por estos sitios, y me invitó, y yo soy muy de decir "sí" sin pensármelo demasiado. Estuvimos de cervezas en la plaza del 2 de mayo regateando precios con una china llamada Susana, y luego nos perdimos varias veces entrando en un par de locales donde el alcohol era colonia. Pero lo mismo. Los amigos de Puto Simba, siendo él y yo muy normalitos y sanos tanto física como mentalmente (sí, mentalmente también), no lo son tanto. Y se pusieron a fumar cigarros de la risa. ¿Dónde? Los muy gilipollas lo hicieron en Alonso Martínez, cerquita de la sede del PP la misma noche en que comenzaba la campaña electoral. Vamos, que casi me llevo una multita por consumir...¡sin haber consumido, ni poseído en mi vida, ni saber de la existencia de tales cigarros de la risa hasta que los sacaron! Y la risión fue cuando a las 3 cerraron todos los locales, a las 3:30 Puto Simba dejó de vomitar, y hasta las 6 de la mañana tuvimos que hacer tiempo bajo la lluvia hasta que abriesen el metro. Qué mejor forma que hacerlo dando paseos de arriba para abajo en bucle desde Colón hasta Cibeles bajo la lluvia. Me hice la puta Marathón haciendo ese trayecto durante tres puñeteras horas. Y me pasé 24 horas seguidas sin dormir. Precioso.

Y luego llegó el sábado, lo que viene siendo ayer. Mis ganas de fiesta eran nulas, y yo quería algo tranquilito, un cine, una tetería,... Lo que fuese, menos fiesta. Pero ahí estaban mis amigos @Popytta y @PeterJuanCarlos para convencerme de que por salir por Madrid una vez mas no iba a pasar nada. Además, me prometieron que íbamos con unos muchachos ingleses de Erasmus...que ni aparecieron. Pues venga, otra vez para Tribunal. Lo primero que me encontré fue a @Nekoala y a otro amigo liándose con unas muchachas a las que no conocían de nada y con las que se acababan de cruzar. Sí, estas cosas ocurren. Luego unos chavales valencianos se acercaron a Nekoala porque les molaban sus rastas. Y se hicieron amigos. Todo esto estando rodeados de drogadictos, travelos, punkis y unicornios en pijama. En esos momentos caía un meteorito exterminador en ese sitio, y tampoco pasaba ninguna desgracia. Luego acabamos en una discoteca la mar de chula. Cómo no, me pidieron DNI para entrar con esta cara infante que tengo. Ponían música Jazz Bebop en plan años 20, todos bailaban con todos, un chorbo me pilló por banda y me pintó un sol rodeándome el ojo y me abrazó, y ni siquiera me emborraché, señal de que me lo estaba pasando muy bien. Y Popytta ligó con varios tios y tias. Desconocía esa faceta de ella (y eso que paso la mayor parte del tiempo con ella y mis padres se creen que estoy saliendo con ella). Luego la cosa cambió radicalmente: pusieron ska, el sitio se llenó de punkis (sufro cierta intolerancia hacia los punkis y los anarcas, lo siento), todos empezaron a empujarse unos con otros, y quería huir. Pero vamos, la cosa acabó bien. Conmigo reventadísimo, pero bien.

Finalmente nos cruzamos con dos tíos que íban puestos de todo. No he visto unos ojos tan desorbitados en mi puñetera vida. Nuestra facilidad para hacer amigos se tradujo en que nos propusieron irnos juntos a beber. Respuesta inmediata: y una mierda. Tiramos por patas, ignoramos a esas mujeres que frecuentan Gran Vía que esconden un trabuco de elefante entre las piernas, y por fin llegamos al coche de Peter.

En serio, mi vida ha tomado un giro que parece estar conducida por los guionistas de Skins. ¿Me lo paso bien? Sí. ¿Que debo moderar? También. Me conformo con ser ese muchacho tranquilo que se conforma con unas cervezas en un pub o con una cachimba en una tetería. Tanto desfase no me gusta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bah, eso es que te falta practica.
Deberias hacer un mes saliendo por todos los sitios de madrid para que veas lo que es fauna. Podrias escribir un libro.

Fdo. @Nekoala

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