Título original: Balada triste de trompeta
Director: Álex de la Iglesia
Nacionalidad: España
Duración: 107 minutos
Año: 2010
Reparto: Carlos Areces, Antonio de la Torre, Carolina Bang, Santiago Segura, Sancho Gracia, Manuel Tejada, Fernando Guillén Cuervo,...
Género: Comedia negra
Sinopsis: Ambientada en los ultimos años del franquismo, en los tensos tiempos previos a la transición, comienza con el reclutamiento de un payaso para luchar con el bando republicano durante la Guerra Civil Española, en 1937. Su hijo, convertido en payaso triste en un circo, luchará con el payaso tonto por el amor de una atractiva trapecista.
Calificación personal: 8,75
Crítica: A grandes rasgos, estamos ante una película grotesca, desmesurada, surrealista y freak. ¿Qué hace interesante este macabro cuento? Hay que escarvar para encontrar las delicias de esta obra. La trama no es lo mas merecedor ni los mas atractivo, quien se quede ahí no entenderá nada. Aquí lo que importa es el mensaje y la forma en que nos lo hace llegar el señor De la Iglesia, que parece que vuelve a estar ágil y atrevido. El juego que se nos propone se acerca mas a la forma de las metáforas sarcásticas y rotundas de la poesía de Quevedo que a la del esteorotipo de guión moderno.
Lo que nos cuenta esta "Balada triste..." es la historia de un circo donde compiten dos payasos, enamorados de la misma hembra. Uno de ellos violento, cicatrizado y herido, que hace sufrir a la hembra desde no se sabe cuando, pese a lo cual esta mujer le adora de forma sadomasoquista; el otro, lloroso, vengativo, autodemacrado, quiere conquistar a esa mujer a la que ve sufrir sin que nadie haga nada, y ella le adora igual que al primero. Pero no sabe decantarse por ninguno por miedo a perder al otro. El primero, el payaso tonto, el que siempre se sale con la suya, y el segundo, el triste, objetivo de sus chistes. Las dos Españas, caricaturizadas como unos payasos llenos de locura y envidia mutua. Simplemente genial.
Hay momentos de gran cine, desde el poderoso inicio (con unos títulos de crédito magistrales), el tránsito a la locura del payaso triste (si es que en algún momento no convivió con ella) huyendo como vino al mundo por el bosque, cualquier escena de Antonio de la Torre, el atentado a Carrero Blanco, o el magnífico, arriesgadísimo, disparatado, apoteósico y canalla final. Incluso en propio director se marca algunos homenajes: hay escenas que me han recordado a "Mirindas asesinas", a "El día de la bestia" y a "La comunidad". A destacar la fotografía y las caracterizaciones, muy logradas. Y dentro del guión,
el doble sentido de algunas conversaciones y de algunos pasajes son para enmarcar.
No es una película de venganza, ni de amor, ni de odio. No busqueis el drama griego donde no lo hay. Es una película sobre el absurdo de un confrontamiento nato, demasiado arraigado como para volverse atrás, que carece de explicaciones lógicas, una lógica que solo se puede encontrar en el fondo surrealista de todo el enclave. Al final, lo mas lógico es que tras tanta paranoia, ambas partes acaben llorando.