Me he aficionado a ir a estudiar y a recopilar apuntes a la biblioteca del Tomás y Valiente, que es un centro cultural que tenemos aquí en Paletobrada bastante impresionante, y bueno, yo no es que sepa mucho de arquitectura, pero dentro de la amplia diversidad de edificios jodidamente horribles que colaboran en gran parte a la contaminación visual de esta ciudad, pues éste en concreto me parece bonito. La biblioteca de este centro cultural se ha convertido en mi refugio de por las tardes cuando no tengo mejor cosa que hacer que empollar o pasar cosas a limpio.
Es una biblioteca que al principio cuando entras
acongoja acojona de lo grande que es. Tiene tres pisos con sus respectivas balconadas cada uno, una bebeteca (te cagas, chaval), una mediateca de la cual he ripeado ya la mitad de sus películas, una cantidad desorbitante de libros, y muchísimas mesas y sillas, bastante cómodas al contrario que cualquier otra biblioteca, donde ponerte a estudiar, hacer tareas, ponerte a leer el ¡Hola!, o a tirar canutos a los de las demás mesas. Aparte de que tiene un silencio celestial que solo le falta ir acompañado de la luz blanca de cuando te mueres, y que puedes llevar tu ordenador, enchufarlo a la red, y descargarte pornografía mientras atiendes otras tareas.
Yo nuncha he sido de ir a bibliotecas, siempre he preferido estudiar en mi habitación, con la música puesta de fondo, la puerta bien cerrada ignorando al resto del mundo, y con todo el material que necesito al alcance de lo que la inclinación de la silla de a basto (¡levantarse de ella para coger cualquier cosa es tan mainstream!). Pero por alguna extraña razón en mi casa la palabra "silencio" hace tiempo que no tiene lugar. Un perro llorón, dos hermanos y dos padres chillones, los vecinos que siempre están de obras construyéndose un búnker, y varias televisiones con Tele5 o el canal de dibujos animados puestas a todo volúmen tienen la culpa de ello. Así que no me quedó mas remedio que tomar la drástica y dramática decisión de tener que convertirme en una rata de biblioteca. Ha sido la mejor decisión de mi vida, junto a haber elegido BlueRay en vez de HD-DVD.
Pero la biblioteca también posee su propio zoológico interno, porque las bibliotecas municipales, si algo tienen en común, es que suele ir gente a ellas. Y donde hay gente hay conflicto, lógica de bachillerato.
Una de las actividades favoritas de la gente en una biblioteca es chistar. A mí chistar siempre me ha resultado una acción bastante graciosa. ¿En qué momento de la evolución comunicativa no verbal se decidió que un "Tschhhh" significaba "cierra la puta boca"? Las posibilidades para expresar tal expresión (odio ser reiterativo utilizando palabras con una misma raíz, pero paso de comerme la cabeza buscando un sinónimo, jodéos) eran infinitas, pero algún listillo decidió que se iba a utilizar el "Tschhh". Y desde aquel erudito de la comunicación, todos hemos hecho el subnormal imitándole.
Otra cosa que suele hacer la gente en las bibliotecas es pasar la tarde. Porque sí. Sacan sus cuadernos y libros, pero para aparentar. Con esta gente hay que tener cuidado; yo les he vigilado y están con la mirada perdida, mirando a la nada, no leen, no escriben. Simplemente están ahí, sin más, como las plantas. A mí me dio por pensar que a lo mejor eran mimos, y que hasta que alguien no les echara una moneda, no se iban a mover. Pero no. Los 20 céntimos más desaprovechados de mi vida.
Y luego están los grupos de trabajo. A mí me gusta llamarles los "Tea Party" de las bibliotecas. Se reúnen todos en una mesa, en torno a un libro o semejante, y se ponen a hablar entre ellos de una manera casi conspiranóica. Me gusta pensar que son como una especie de clubs privados donde para tener acceso tienes que pasar una prueba de fuego, como robarle las bragas a la bibliotecaria, y luego ya puedes unirte a su secta. Además tienen la habilidad de hablar sin voz. Sí, es cierto. Tu les ves, están moviendo los labios, se asienten unos a otros, pero no se oye una mierda. Increíble. Si hay algún físico que esté especializado en las ondas sonoras que emanan las cuerdas vocales que me explique tal fenómeno, yo no alcanzo a comprenderlo.
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Esto es lo que pasa cuando dos hermanos se casan y tienen hijos en común. |
Y bueno, tampoco quiero profundizar mucho mas en el tema. Averiguad por vuestra cuenta, metéos en una biblioteca, que si lo pensáis bien es como una discoteca. Más o menos. En mi cabeza tienen parecido, ¿vale?
Y nada, estudiad mucho, que es bueno, que luego ocurre que abandonáis los estudios y el PP acaba teniendo mayorías absolutas por culpa de la subnormalidad absoluta que impera en este puto país de borregos amaestrados por los patrones y los medios de comunicación. En serio, estudiad algo, aunque sea las recetas de Arguiñano, o sus chistes, pero estudiad. Es bueno.