Primero de todo, feliz San Gayer, una fecha en la que disfruto mas viendo cómo los homófobos vomitan y se quieren sacar lo ojos que viendo cómo los homosexuales disfrutan de su condición. Segundo de todo, el primero que me venga con pluma, le empotro contra la pared. Bueno, no, me refiero a que le hostio, que lo otro mas de uno aceptaría encantado. Los gayers molan, la pluma gayer, no. Y dicho ésto, pasemos a hablar de cosas mas relevantes: sexo, el mayor causante de embarazos no deseados desde tiempos inenarrables.
Concretamente, venía a hablar de mi caso, que para eso el blog es mío, ya que hay gente por ahí que me va preguntando que a qué acera pertenezco, y los hay que se indignan por mi ambigüedad sexual y montan acampadas gritándome "¡manifiesta tu condición, o al paredón!". ¿Alguna vez habéis visto a un tipo caminar por en medio de la carretera teniendo una acera a cada lado, y no precisamente estrechas? Pues yo me parezco a ese tipo. ¿Lo pilláis? ¿No? Joder, sois cortitos, coño. ¿Si os digo que tuve tres o cuatro días de pasión (¿puede mezclarse la pasión con el alcohol?) con una lesbiana, y que en cuanto tengo tenía oportunidad compartía lecho con mi vecino amigo de la infancia, salís de dudas? Creo que no tiene nada de raro. Además, las relaciones que he tenido (cortas, siempre cortas, afortunadamente) se siguen llevando bien conmigo hoy en día y salimos alguna que otra vez de juerga.
Si psicoanalizara mi vida sentimental, llegaría a la conclusión de que prefiero amistad con ganas de marcha que a tener que ir de la mano durante los años que durara tal amorío de una persona. Segunda conclusión: el sexo accidental es hermoso y divertido cuando se tiene, aunque meses después te comes la cabeza preguntándote "¿cómo cojones llegué yo a tal situación?". Bueno, a ver, me explicaré. Cuando te ocurren cosas como las que me ocurren a mí cuando me voy de fiesta (hace la tira de tiempo, que ahora no tengo demasiado y prefiero dedicarlo a dormir) y coincides con personas cuya mente está tan perturbada como la tuya, y surge esa sensación de "¡eh, tú molas y te quiero para mí!", y da la enorme casualidad de que tu familia se encuentra a cientos de kilómetros de distancia disfrutando de sus vacaciones y te han dejado la casa vacía, pues acabas gastándote los 5€ que tenías reservados para el último ron-naranja en condones. Luego a lo mejor los utilizas para llenarlos de agua, pero hay veces que los planetas se alinean con las constelaciones de Casiopea y de Sagitario, y esos plásticos acaban siendo utilizados para el uso con el que fueron concebidos. Por cierto, nunca en la vida os pongáis preservativos de los que regalan en ayuntamientos o casas de la juventud, a no ser que queráis saber qué aspecto tiene vuestro miembro de color morado. Que al principio es gracioso, pero luego, cuando amenaza con engangrenarse, no lo es. Durex siempre, amigos. O Control en su defecto. Y no seáis tan cutres de comprarlos de marca Alcampo.
Y ahora os contaré mi experiencia con mi vecino mejor amigo en Sevilla. Resulta que fuimos unos amigos allí para asistir a un concierto, y nos hospedamos en un hostal de mierda. Reservamos dos habitaciones, una era decente. La otra no. Tal habitación de mierda estaba en el piso bajo, la puerta daba directamente a recepción, y no tenía ventanas. Las paredes eran de folio. Y las camas chirriaban. Yo iba a compartir habitación con mi vecino mejor amigo sí o sí, siendo consciente de lo que puede ocurrir cuando él y yo acabamos en la misma habitación a la hora que se supone que uno tiene que dormir. Echamos a suertes con los otros dos amigos las habitaciones...y nos toco la habitación ruinosa. ¡Mierda, mierda, mierda! Y esas noches, entre que mi vecino mejor amigo tenemos exceso de confianza el uno con el otro, entre que hacía un calor de la ostia, y entre que nos estábamos muriendo de la risión por tener al recepcionista a pocos metros tras la puerta mientras nosotros jugábamos a hacer ruidos sospechosos, pues... Pues eso, que nos lo pasamos muy bien. Y no queráis saber mas, enfermos.
No sé si os he aclarado alguna duda. Por si acaso, lo digo: ¡joder qué buena está Milla Jovovich!