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22 de junio de 2013

Man of Steel.

Título original: Man of Steel
Director: Zack Snyder
Nacionalidad: EEUU
Duración: 143 minutos
Año: 2013
Reparto: Henry Cavill, Amy Adams, Russel Crowe, Michael Shannon, Kevin Costner, Lurence Fishburne,...
Género: Acción

Sinopsis:  Clark Kent es un joven que posee poderes sobrehumanos. Cuando era un niño, fue enviado a la Tierra desde Krypton, un lejano planeta muy avanzado tecnológicamente. Educado en los valores de sus padres adoptivos, llega a la conclusión de que esos poderes le exigen grandes responsabilidades. No duda entonces en transformarse en Supermán, el Hombre de Acero, para proteger no sólo a los que quiere, sino también para representar una esperanza para el mundo. 
Nota: 9
Crítica: La fórmula "Batman Begins" funciona. En esta ocasión, simplemente había que alejarse del hiperrealismo del caballero oscuro y dejarse llevar de manera natural por la fantasía que el universo del hombre de mañana impone. El resultado es una aventura seria consigo misma, emocionante, que se aleja de toda la ingenuidad infantil que hasta ahora había caracterizado en el cine al personaje, que no repara en escenas de acción y explosiones cuando son necesarias, y sobre todo muy entretenida, algo fundamental puesto que, no lo olvidemos, estamos en el terreno del cine superheroico. Que nadie busque a Coppola o a Scorsese donde no pintan nada.


Esto es terreno de Nolan, del que se aprecia muchísima influencia en la primera mitad del film en el que se va desglosando el origen del héroe, explicado de manera hábil y sencilla, y de Snyder, que da rienda suelta a todo su poderío e imaginario visual a todo el film. Ya desde el principio cobran un gran peso los personajes de Jor-El y Jonathan Kent, padres biólogico y adoptivo respectivamente de la criatura, lográndose que ninguno pise al otro, algo que no lograba el Superman del 78, donde Marlon Brando era el rey de la función en este apartado. 
Respecto a aquella versión, el héroe también gana una cosa: humanidad, lograda con dotar al héroe de debilidades que van más allá de tener que salvar a los infortunados seres humanos de turno o de ser atacado con kryptonita. Este Superman aún está conociéndose a sí mismo, está sometido a la dualidad de la fina línea que separa al bien del mal, en ningún momento intenta dar una lección moral al espectador y, pese a ser muy consciente de su origen mesianico, se desprende de toda invulnerabilidad que se supone corresponde a un ser divino. Tiene ira, tiene dudas, tiene impotencia. En definitiva, es humano.


Henry Cavill tiene empatía, energía, físico y elegancia. Muy correcto. Pero entre el elenco hay que destacar a Zod, un villano capacitado para hacer sudar sangre a Kal-El, interpretado por un soberbio Michael Shannon, y a Lois Lane, una Amy Adams que capta la intrepidez de la reportera y deja atrás la imagen de chica en apuros. Ella es madura, graciosa y capaz de valerse por sí misma sin necesidad de que el chico bueno esté constantemente sacándole de apuros. Por otro lado, la banda sonora de Hans Zimmer logra que no se eche de menos a la cásica fanfarria de John Williams, y solo por eso tiene mérito sobrado.


Está claro que Warner pretende hacer franquicia de esto. Les ha salido muy bien la jugada, han cumplido el objetivo de renovar al hombre de acero y ahora se estarán frotando las manos. Consejo: prudencia. Esto no es Batman Begins, la cual pisaba terreno sin explorar. No es una saga a la que haya que dotar de esa complejidad, no la pide, y debería tener una evolución que tenga muy en cuenta lo que tiene entre manos: un personaje que vela por la humanidad pero capaz de destrozar una ciudad entera en apenas unos segundos. Y eso es lo que debe ser Superman: algo demoledor.


17 de junio de 2013

Crisis.

¿Crisis? ¿Qué crisis? Pues la que he tenido durante el último mes. Los genios somos así, tenemos más subidas, bajadas y cambios bruscos de dirección que una montaña rusa (ojito a la metáfora, que he estado reflexionando sobre ella durante un buen rato). 

Resulta que ahora he terminado la carrera y voy a tener un título en el que pone "resulta que este muchacho sabe de cine y es capaz de escribir guiones tope profesionales". Tengo un vacío existencial, una descomposición interior,... No estoy hablando de tener ganas de cagar, sino de qué hago ahora yo con mi vida. O sea, estoy como Frodo cuando Gandalf se friega a leches con el Balrog, como Arya Stark cuando a su padre le toman la medida del nudo de la corbata. Sin guía, sin nadie que me diga por dónde ir, qué es lo correcto y cada cuánto tiempo es recomendable cambiarse de calzoncillos.

Durante esta crisis varios pensamientos drásticos han cruzado mi genial pero fragil mente. Uno de ellos fue cerrar el blog, darle carpetazo, finiquitarlo, mandarlo a tomar por culo. Aquí he volcado durante la tira de tiempo cada cosa que me apetece escribir, es mi cajón desastre en el que digo todo lo que pienso, ya sea sobre política y sociedad, sobre cine, sobre cosas absurdas, o sobre mí mismo. Este blog podría ser un Horrocrux para mí si tuviese que dividir en piezas mi alma. También pensé en abandonar twitter, o al menos de cambiarme de cuenta. Si sigo aquí es porque he desechado esas ideas, ya podéis dejar de llorar.

Admito que he sufrido ansiedad e inquietud por el futuro. Luego recordé que soy un genio, y que como tal sabré qué hay que hacer en el momento adecuado. Luego leí que Bécquer murió pobre y Lorca fusilado. Y no me ayuda nada el hecho de que lleve varias temporadas trabajando en un parque de atracciones del que lo único que obtengo son broncas, climatología extrema y una cada vez mayor carencia de fe en el ser humano. En serio, estoy desperdiciando mi talento y mi belleza natural en ese sitio. 

Pero venga, vale, pensaré en positivo. Si Rajoy ha logrado ser presidente y Álex Ubago número 1 en Los 40 principales, ¿qué no puedo lograr yo? ¿Eh? ¿EH? En serio, quiero morirme. Qué desolación.

10 de junio de 2013

Entrevista con el vamp...digo, con el demonio.

Tíos, no os vais a creer lo que me ocurrió hace poco. O hace meses, no sé. Bueno, pues lo que ocurrió fue lo siguiente:

- Hola, Maiden, soy Satán.

¿Qué? ¿A que estáis flipando? Sí, lo sé. Mi vida es así, rodeada de personajes bíblicos. Bueno, pues eso, que estaba yo en mi habitación y...

- Hola, Maiden, soy Satán.
- ¡¡¡Coooooñññoo!!!
- Procura mantener la calma, que desde lo de aquella película me he ganado mala fama y procuro ser discreto.
- Espera, espera,... Es que me pillas pasándome una misión del Red Dead Redemption. ¿Te vendría muy mal pasarte por aquí dentro de media hora?
- Maiden, que soy Satán, que yo no me aparezco a la gente así como así.
- Si te pilla mal dentro de media hora, lo dejamos para mañana.
- Bueno, ya si eso el lunes, que mañana es domingo y tengo que hacer llorar a la estatua de una virgen en un pueblo de Soria.

Al final quedamos el miércoles.

- Hola, Maiden. ¿Podemos hablar ya?
- ¿Y tú quién eres?
- Soy Satán. Me presenté hace unos días.
- ¡Ah, coño! Coge una silla y siéntate en el suelo, por favor.
- Prefiero estar de pie, gracias.
- Oye, espera. No tienes pinta de Satán.

Esto es verdad. Yo a Satán me lo imaginaba como Jack Nicholson, y ni por asomo. El diablo, así a primera vista, decepcionante. Os lo digo yo.

- ¿Y qué pinta se supone que debería tener? - preguntó.
- Como Jack Nicholson.
- Pues te jodes.
- Deberías cambiar de asesor de imagen.
- ¿Tú crees?
- Desde luego. En una escala de caquita de conejo a mierda de caballo, te quedas en boñiga de yorkshire como imagen efectiva de Satán.
- Pero es que mi asesor es sobrino de Ana Botella, que no tenía dónde caerse muerto y por hacerle un favor, le di un puestecito.
- Yo te lo digo como amigo.
- ¿Tú sabes lo pesada que se pone esa gente con lo de dar puestecitos a sus familiares y amigos? Quita, quita, mejor me quedo con él, que a ver quién es el guapo que aguanta a esa mujer si se enterara de que le he despedido.
- Tú verás...
- Bueno, que yo venía a hablarte acerca de...
- Oye, ¿y me vas a conceder tres deseos o cómo va la cosa?
- Eeeem... No, creo que te equivocas...
- Vale, como primer deseo quiero un plato de macarrones con salsa carbonara y queso cheddar fundido.
- Que yo no concedo deseos, chaval. Y, ¿en serio si te dieran la oportunidad de darte tres deseos pedirías eso?
- ¿Acaso hay mejor comida en el mundo?
- La lasaña, se me ocurre.
- Bueno, eso está por debatir. ¿Y si no vas a concederme tres deseos, a qué cojones has venido?
- Verás, quería hablarte acerca de... ¡Oh, mierda! Alguien ha puesto del revés un disco de Led Zeppelin en Utah, y las leyes satánicas me obligan a asistir a las invocaciones. Que ya hablamos mañana, si eso.
- Aquí estaré.

Tal como Satán dijo, resulta que no hablamos al día siguiente, sino un días más tarde de lo esperado.

- A ver, Maiden, finiquitemos este asunto de una vez por todas. Es importante lo que tengo que decirte.
- ¡Rápido! ¡La capital de Brasil!
- ¿Qué?
- ¡Que me digas la capital de Brasil, que yo geografía la aprobaba con chuletas!
- Eeeem... Brasilia, ¿por?
- El triviados, que estoy picado con un amigo que siempre me gana.
- Maiden, siempre pierdes a todo.
- Pero no esta vez... NO ESTA VEZ. MUAHAHAHAHA -tos- -tos- -más tos- -sangre- -tos-
- ¿Estás bien? A poca gente le sale bien ese tipo de risa. Me acuerdo cuando era joven, de aquellos tiempos en los que iba tentando con manzanas prohibidas a señoritas en pelotas. ¡Qué gran risa me salía! Tendrías que oirla.
- A ver, hazla.
- Me temo que he perdido aptitudes.
- Yo creo en ti. Hazla.
- Es que así, sin prepararla...
- Porfa...
- Me da un poco de vergüenza...
- Porfa...
- Bueno... Venga, va. Atento... ¡¡¡¡MUAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA MUAHAHAHAHA MUAHAHAHAHAHAHA MUAHAHAHA!!!!

- ¡¡¡Niño, baja el volúmen de eso!!! - gritó mi madre desde el salón.

- Increíble - juzgué-. Bueno, ¿qué era eso tan importante que me tenías que decir?
- ¿El qué?
- No sé, decías que venías porque tenías que decirme algo importante, o algo sobre tres deseos, o qué se yo.
- Pues me pillas en blanco, ¿eh?
- Creo que sí, que era algo sobre tres deseos o algo así.
- ¿Tú crees?
- Estoy segurísimo.
- Si tú lo dices...
- Como primer deseo, dame unos macarrones con salsa carbonara y queso cheddar fundido.

Y así es como conocí a Satán. No le he vuelto a ver, pero porque no he tenido tiempo, que las misiones del Red Dead Redemption no se pasan solas, ¿sabéis?

5 de junio de 2013

Quiero trabajar para el Gran Wyoming.

Que sí, que vale, que en realidad lo que quiero es escribir guiones para cine y recibir montañas de dinero y premios por ello y que me reconozcan por la calle y la gente me pida que les firme un autógrafo en las tetas.

La cuestión es que en mi vida han ocurrido dos cosas trascendentales en los últimos meses. La primera, la asignatura de Guión de no ficción. No tenéis ni la más remota idea de la de genialidades que se pueden hacer en televisión camufladas bajo el marco de la telebasura a la que estamos sometidos, la de mensajes positivos y de "rebeldía" que puedes mandar a la audiencia en un reality, en un late night show o en el programa de Ana Rosa. Mira que era una cosa que no me llamaba en absoluto la atención, y más tras mi experiencia en las prácticas que hice en TVE donde aprendí a hacer sudokus y a evitar por los pasillos a Anne Igartiburu porque a los becarios nos miraba mal. Pero es que desde la primera clase ya salí entusiasmado queriendo hacer guiones para alguna productora privada, que la televisión -ejem- pública, aparte de casposa, es aburrida.

La segunda cosa trascendental fue la visita a "El Intermedio". ¿Qué os voy a decir? ¿Veis cómo es Wyoming en la tele? ¡Pues en persona es igual!

"Tengo la voz un tanto delicada por el fin de semana. Así es mi vida, estoy deseando que llegue el lunes para trabajar y poder descansar." Así se nos presentó. Un crack, lo que os digo. Pudimos disfrutar poco de él, que el hombre llevaba prisas. Algo más de tiempo pudimos charlar mis compañeros y yo con Thais Villas, quien nos dijo que hay ¡15 guionistas! en el programa, y que gracias a ellos se le pueden parar los pies al presentador. "Si no fuera por ellos, se ponía a hablar y te completaba los 50 minutos de programa él solito, que a este hombre le das cuerda y no para", nos decía.

Ya me pasa la mano sobre el hombro, en plan confi, tío.
Así que queridos Reyes Magos, para este año ya lo tengo decidido: quiero ser guionista de Wyoming. ¿Ponerme a soltar chistes en una sala con 15 tíos y tías para confeccionarle un programa? ¿Dónde hay que firmar?