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9 de enero de 2014

Universitarios arios.

La universidad es una institución muy digna pero que se está llenando de completos ignorantes. Ser universitario no rivaliza con el hecho de que puedas ser un subnormal absoluto. Para dar más en el clavo, solo hay que apreciar la cantidad de estudiantes que miden su "intelecto" con el hecho de estar estudiando una carrera o con el hecho de sacar buenas notas. Es comparable a presumir de tener una polla de 22 centímetros pero no demostrar si sabes usarla.

Una constatación a tal ignorancia es la cantidad de universitarios que se quejan de que sus carreras son un coñazo. Yo, a lo loco, me cuestiono qué cojones esperaba esta gente. A ver, que sin darle muchas vueltas a la cabeza, lo primero que le supongo a alguien que se matricula en un grado es su interés por hacerlo, su iniciativa de querer estudiar una materia a la que se querrá dedicar durante su vida profesional, que para eso sirven los estudios. Entonces, ¿a qué vienen tantos lloriqueos acerca de lo aburrido que es lo que están estudiando? Que puede ser pesado, duro, y costoso. ¿Pero aburrido? ¿Acaso alguien te apuntó con una pistola para meterte en una carrera? 

¡Ten huevos, hijo de puta! ¡Ten huevos y si tan aburrido te parece lo que estás estudiando abandónalo y métete a otra cosa! ¡O no estudies si realmente no quieres hacerlo!

No sabía cómo ilustrar el post, así que os pongo a Borjamari y Pocholo.
Otro índice de ignorancia superlativa dentro de la universidad: el infantil intento de ganar cualquier discusión con el argumento "lo he estudiado". Estudiar algo no implica tener idea de algo. Lo mismo que tener idea de algo no necesariamente viene precedido de un título universitario. Que a los 13 años está genial eso de zanjar discusiones viendo quién es el que más pajas diarias es capaz de hacerse, pero a partir de los 20 te resta credibilidad. Sin tener nada en contra de la masturbación, ojo a eso: las pajas molan. 

Con lo bonito que es el saber, el estudiar para saber, y el no saber para curiosear, que haya crecido desorbitadamente el número de gente que estudia para ser guay es tan triste como que haya gente que crea que su moral y ética es superior porque va todos los domingos a misa.

Todo esto lo digo yo, haciendo mi segunda carrera y en búsqueda de mi tercer título porque soy la polla con el que envolver chopped, que pese a ello sigo soltando tal cantidad de gilipolleces que me extraña que no me hayan ofrecido a estas alturas un puesto en Intereconomía.

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