Hoy prometo escribir bonito, si alguno nota que que me pongo excesivo
que me frene. Yo soy consciente de que hablo mucho de mí, es más, creo
que la mayoría del tiempo hablo de mí. Siempre estoy YO esto, YO lo
otro, YO aquello... No lo puedo evitar como la mente preparada,
capacitada y superior envuelta en un bello e higiénico cuerpo que soy.
Pero que yo iba a hablar bonito, nada de egos por hoy.
Resulta
que hace poco, como hace poco que anuncié, fue mi cumpleaños. Por
cierto, preciosas y emotivas las felicitaciones vía facebook de todos
aquellos que ya no se volverán a acordar de mí hasta el próximo
cumpleaños. Como iba diciendo, cumplí años, y el caso es que no soy una
persona muy dada a excederme en celebraciones. Bueno, hubo un año que lo
celebré como siete veces, la primera una semana antes de la fecha
exacta y la última se me juntó con la celebración de navidad. Y mis
amigos tampoco son dotados a hacerme grandes regalos o sorpresas. A
ellos siempre les ha gustado más tirarme de las orejas hasta dejármelas
como filetes, emborracharme hasta meterme en situaciones comprometidas
con agencias matrimoniales o llevarme a caros restaurantes franceses que
exponen en su interior galerías de reconocidos y exclusivistas artistas
vanguardistas.
Quizá esté exagerando un poco.
Ahora
me pondré en modo "todo lo que vas a leer a continuación es verdad, y
como es verdad, es bonito". Había quedado con mi novio para ir a patinar
sobre hielo, que al final no quedamos para eso, sino para dar una
vuelta en plan dar envidia y hacer llorar de su propia desgracia a la
gente soltera. Y llovía. Llovía mucho. Llovía como si Noé estuviera
coleccionando parejas de animales para meterles en un barco. Fui a
esperarle a la parada de metro que le pilla cerca de casa. A mi novio,
no a Noé. Esperé hasta el punto de que los trabajadores empezaron a
dudar de si era vigilante de seguridad. Como soy muy cuqui, le mandé un
mensaje de WhatsApp con el dibujito del caracol. Y apareció al rato. No
solo apareció, sino que lo hizo detrás de una caja del tamaño de una
isla griega escala 1:1, envuelta en papel de regalo, y yo tuve que
volver a mi casa para cambiarme los calzoncillos. A mi regreso, nos
fuimos a Parque Oeste.
Una vez allí, mojados (por la
lluvia, se entiende) y sin que me dejara abrir el paquete, nos metimos
en el Alcampo, el más grande de España, por cierto, y después de
recorrerlo dos veces, me hizo salir para comprar "algo" y esperarle
junto a una floristería donde vendían plantas carnívoras. Que era
curioso porque las metías el dedo en la boca y no hacían nada. No había
visto bichos más sosos desde que un amigo se compró un camaleón. Y mi
novio se fue con la caja y regresó al rato. ¿Podía abrir ya la caja?
¡No, te esperas!
El lugar que escogió para abrir la
caja fue un McDonalds lleno de niños. Varios de ellos sufrieron
traumatismos craneales y hemorragias internas...dentro de mi cabeza. Y
llegó el momento de abrir el paquete...sosteniendo un helado de nata en
una mano...y con él grabándome y diciéndome cosas bellas (próximamente
en Youtube). ¿Y qué había dentro? Tiras, y tiras, y tiras, y tiras, y
más tiras de periódico. Y aún más tiras de periódico. Que me pusiera a
buscar, me dijo. Y yo, claro, me emociono con estas cosas como cuando
viene Papá Noel, y no sé por dónde empezar, se me enervan las neuronas, e
hiperventilé. Cuando consiguieron reanimarme, empecé a buscar ya más
calmado. Y lo bonito, porque yo venía a escribir bonito, del asunto era
que cada regalo significaba algo que le gustaba de mí. ¿No es para
comérselo? A saber: un póster de Joker y otro de Frankenweenie; chapitas de El Hobbit; dos cómics de Fullmetal Alchemist; una taza de twitter; una pulsera republicana; un sándwich de crema de
cacahuete acompañado de Nestea (que lo compró en
Alcampo junto al pan, ese era el gran misterio); una palestina (el
pañuelo del cuello, no una señora nacida en Palestina); la película "La historia
interminable"; y, ojo, un colgante de la llave espada de Kingdom Hearts ¡que era suyo!
Insisto, ¿no es para comérselo, para abrazarle, quererle y chuparle la...sangre? ¡HE DICHO SANGRE!
Pues ya he escrito mi post bonito, acerca de mi cosa sucedida recientemente de interés popular, y he presumido un poco. El resto de la historia no es de vuestra incumbencia.
1 comentario:
Bonito de "joder, ya estoy llorando".
:_)
Cómo me alegro por ti, hijo.
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