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12 de febrero de 2012

La vida es una carrera universitaria.

Se me está pirando un poco la pinza últimamente en el tema estudios. En el buen sentido. Creo. Soy una persona que necesita estudiar, aunque luego me queje de que tengo mucho que estudiar, que los estudios me quitan la vida y que me quitan tiempo para cosas más importantes como hacer zapping por internet, emborracharme o meterme en peleas de barrio. Pero es que mi cerebro necesita actividad constante para no derretirse. Y tengo un grave problema: se me antoja estudiar otras carreras que no tienen nada que ver con la mía.

Para los nuevos: estudio cinematografía. Para todos: quiero empezar una carrera de filología inglesa, que creo que ahora no se llama así. A ver, si por mi fuera estudiaría enfermería, que siempre están de fiesta. Pero abandoné las ciencias en Bachillerato y no me apetece ponerme al día. También me pasa que uno de mis traumas es no ser universitario, es como una pieza que le falta a mi vida. Y antes no quería, pero ahora sí. Y quiero irme de Erasmus, y poner a parir a los campus virtuales, y tirarme en el cesped del campus en mayo, y faltar a clase para quedarme en la cafetería,...

Tampoco creo que mi caso sea una rareza o una extravagancia digna de un chico joven del primer mundo. Cuenta la leyenda que hay personas que han terminado cuatro modalidades de bachillerato. Que viene muy bien estudiar ciencias y humanidades a la vez, que así puedes traducir los elementos de la tabla periódica sin necesidad de recurrir a un traductor de latín. Y también hay gente que se saca 8 carreras, que eso ya es vicio. Para perder la vida de esa manera, métete en el mundo de la droga, que es más barato. Lo de aprender 8 idiomas sí que lo veo más productivo. Se tiene que ligar que te cagas cenando en un restaurante chino y hablando en mandarín con los camareros, en plan agente secreto en plena cita prefolleteo de femme fatale.

¿Y para esto me tiro una semana para escribir un puto post?
Yo lo de estudiar es que lo veo como mi constante. Ahora me arrepiento de no haber repetido curso nunca. Yo debería estar en 2º de Bachillerato aún, siendo el malote de clase, siendo avisado constantemente por los profesores "si no te lo sacas este año, pierdes todas las convocatorias". Eso daría sentido a mi vida. En los recreos me juntaría con los demás repetidores, y vacilaríamos a los de la ESO, porque nosotros somos mayores y ellos enanos. ¿Se necesitan más motivos que ese para vacilar a alguien?

Además, vale que yo esté enchochado con querer dedicarme a hacer cine y a recibir subvenciones mientras critico a los españoles desde mi mansión de California, pero mi sueño húmedo de la adolescencia es ser profesor de inglés. Porque los profesores de inglés molan. Vale, los hay que no, pero el estereotipo de profesor de inglés sí que mola. Realmente mi sueño de la adolescencia es ser el profe guay del insti, ese profe por el que se pelean las chavalas en películas americanas. Como Indiana Jones, pero en vez de enseñar arqueología en la universidad, enseñaría inglés en el instituto.

P.D.: Para que veais lo aplicado y lo buen alumno que soy: los primeros dos párrafos de este post los escribí en el Mac de clase de Montaje. Estoy amortizando mucho la carrera.

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