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24 de septiembre de 2012

El odio.

 
Título original: La Haine.
Director: Mathieu Kassovitz.
Nacionalidad: Francia
Duración: 95'
Año: 1995
Reparto: Vincent Cassel, Hubert Koundé, Saïd Taghmaoui,...
Género: Drama
 
 
Sinopsis: Un grupo de habitantes de un barrio marginal de los alrededores de París, sin más problemas que el despertarse una mañana en estado de sitio. Los jóvenes del barrio de Les Muguets han pasado toda la noche luchando contra la policía porque un chaval de 16 años se encuentra a las puertas de la muerte después de haber sido brutalmente golpeado durante un interrogatorio. Entre estos jóvenes ciegos de odio se encuentran tres: Hubert, Saïd y Vinz, que juntos vivirán el día más importante de su vida.
 
Valoración personal: 8,25
 
Crítica: Una de las cosas que más me fascina del cine francés es su capacidad de hacer retratos sociales duros y críticos sin morderse la lengua, con visión documental sin apartarse nunca de la ficción propia del cine. "El odio" es el mayor ejemplo de ello. Es una de las mejores películas europeas de los 90, se ha convertido en película de culto por méritos propios, está impregnada de la reputación y credibilidad hacia cualquier relato fílmico que confiere la buena utilización de la fotografía en blanco y negro, y además posee descaro y atrevimiento.


Acentúa el realismo con marcadas interpretaciones de actores nóveles (algunos de ellos vivían en esos barrios marginales que sirven de escenario en la película), encabezados por un entonces desconocido Vincent Cassel, por cuya sobreactuación contenida siempre he sentido simpatía. Los tres protagonistas simbolizan el odio (Vince), la razón (Hubert) y la indiferencia (Saïd), desencadenando enfrentamientos entre ellos (como la escena del baño donde todo el equipo se gusta a sí mismo) bastante lucidos. Las desventuras de estos personajes describen el fenómeno "swarming" como ninguna otra película que haya visto.


Aparte, invita a la reflexión y no se desborda a la hora de entrar en el campo pedagógico. La película resta importancia a dónde van a acabar los personajes ni hacia dónde se encaminan, sino que según avanza en el relato reta al espectador a descubrir dónde y cómo comenzaron sus idas y venidas, de dónde surge tanta violencia. 


La superficie del relato la copan los recursos de cámara efectistas, los diálogos ácidos con un lenguaje soez a más no poder, con la sorpresa de un guion que no permite ver fisuras, y su capacidad predictiva. Desde luego es una película dura en su justa medida, con una planificación casi de sucesión de sketches, y con un delirio que se agradece.

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