Últimamente, he hablado con varias personas interesadas en escribir guiones, que tienen ideas para desarrollar uno, pero que acaban estancándose o metiéndose en jardines de los que luego no saben salir. Bueno, escribir historias, digamos, no es fácil. Tienes que tener en cuenta muchos factores, un mínimo de documentación, hacer un análisis tanto de los personajes como de sus entornos,...
Voy a escribir una serie de post para más o menos guiar a quien esté interesado en ello. Y qué coño, que para algo que se me da bien, pues quiero hacerme el guay con ello. Este es el primero, que en un alarde de originalidad lo he titulado "el guion". Que por cierto, cómo me jode que por los santos cojones de la RAE no lleve tilde en la "o".
Pues a ver: el guion es una estilización y transformación de la realidad cuyas funciones son la verosimilitud, la funcionalidad y la estructuración. El cine no aborda la realidad como es, cada película establece su propia realidad (así que luego no vengáis con la típica mierda de "es que tiene muchos fallos esa película porque eso que ha hecho es imposible". En la película es posible, siempre y cuando no sea gratuito, claro). Crea una realidad cinematográfica a base de combinar elementos y consigue una nueva realidad que nos impulsa a tomar por verosímiles elementos que no lo son.
La estilización, pues eso, es la transformación estética de la realidad que funciona en términos dramatúrgicos. Es un filtro de la realidad, por así decirlo; que luego la mire con lupa o no es otra cosa.
Lo más importante es conseguir verosimilitud, por muy inverosimil que luego sea todo en "el mundo real". Y para ello existe, amiguitos, la "mimesis": hay que imitar la realidad, sí, pero teniendo en cuenta que nuestra historia es una ficción verosímil. Por eso, en la narración hay que dejar cabos atados, que el espectador tonto no es, y podemos estarle contando una historia de robots gigantes que destrozan ciudades, que como no le demos la excusa para creérselo se va a despreocupar de lo que esté viendo.
La finalidad de todo el relato es la "catarsis". Todo cuanto contemos en las primeras 90 páginas de un guion son simplemente herramientas para conseguir ese efecto emotivo en las últimas 20 en las que se desarrolla el clímax. Además, una buena película cumple la máxima de no robar el tiempo al espectador. La incoherencia narrativa, la repetición, la mala distribución de las escenas,... Todo eso nos aleja de esas cosas que queremos conseguir. Aparte, en el guion hay que utilizar frases cortas, con muy poca descripción y muchos verbos, porque lo que importan son las acciones, que ocurran cosas. No estamos escribiendo una novela, sino un relato que se supone se va a convertir en una película. ¿Y qué pasa en las películas buenas? Que ocurren cosas. Aunque se desarrollen en espacios pequeños, aunque los personajes estén estáticos, o no hablen, aunque estemos contando la relación entre un cactus y un ficus... Ocurren cosas, hay una evolución. En una pelea de robots no están ocurriendo cosas necesariamente. Que ocurran cosas no tienen nada que ver con el movimiento.
Solo nos interesan de la realidad aquellos elementos que nos sirven para la historia. Si algo no funciona para la historia, se descarta, punto. Hay que plantear una historia, darle un desarrollo y un desenlace para conseguir una reacción emocional en el espectador. La primera misión de la estructuración es acotar esa historia, saber de dónde parte y dónde acaba (los personajes tienen una vida anterior y posterior al relato, pero debemos tener claro que parte de esa vida es la que nos interesa contar). Hay que dotar de órden lógico para formar un contínuo sirviéndonos de la causa/efecto, anticipando hechos, retrasándolos, planteando preguntas al espectador (y respondiéndolas, que sino queda fea la cosa), pero siempre en el momento adecuado. ¿Y cuál es el momento adecuado? Pues para eso ya está el instinto de cada uno.
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