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11 de diciembre de 2012

Salir del armario sin escándalos.

Que alquien me corrija si me equivoco. Nadie concibe la idea de que alguien siendo heterosexual tenga la conversación con sus padres de:

- Mamá, papá, tengo algo que contaros. Soy heterosexual y me gusta la gente del otro sexo.

Inviable, ¿verdad? A los judíos, negros y a las mujeres tampoco les hace falta tener una conversación familiar acerca de su condición notablemente inferior dentro de la sociedad porque salta a la vista. Bueno, hay mujeres que parecen hombres, pero yo no quiero faltarle el respeto a nadie por su físico.

Dicho esto, mi pregunta es la siguiente: ¿por qué cojones un gay tiene que enfrentarse a ese momento de su vida llena de arcoiris y purpurina en que tiene que decirles a sus padres que le gusta la gente de su mismo sexo? A mí me resulta chocante. Sin malinterpretaciones, por favor. Estar fuera del armario es bastante liberador porque, entre otras cosas, puedes decirle a tu madre que vaya gusto de mierda que tiene y que Bertín Osborne no es en absoluto un tío sexy. No, mamá, por mucho que insistas, ese señor tiene el mismo sex-appeal que un pastor cagando en medio de la estepa de Cuenca.

Colorimetría o como sacar a un rayo de luz del armario.
Ahora bien, puesto que la gente homosexual somos especiales, se supone que la gente que nos rodea tiene que estar informada de nuestra especial naturaleza. Sí, mamá, me gustan los rabos. Y dile a la abuela que no es para tanto. Pero yo tuve mi propio sistema de salir del armario sin tener que recurrir a la incómoda conversación padres-hijo sobre mi condición. Ya tuve una conversación padre-hijo a los 14 años sobre qué tenía que hacer con mi polla cuando me sintiese atraído por otra persona y fuese a hacer uso de ella, y desde entonces me negué en redondo a repetir tal situación en la que lo único que pasaba por mi mente era "esto no está pasando, esto no está pasando". Ni de coña.

Así que a lo largo de los años lo que he hecho ha sido ir dejando caer semillitas. Que si un día me quedo embobado en su presencia de una foto de Xabi Alonso, que si otro me presento con una chapita de la bandera multicolor, que si otro tu padre te enseña un vídeo de una rubia potente y tú lo ignoras, que si otro día suelto un inocente comentario de "qué chico tan guapo", que si le insisto a mi madre de que a esta casa no le voy a traer nunca una nuera, que si otro día me dejo el ordenador encendido descuidadamente con una imagen de dos tíos haciendo fistfucking,... Cosas que den para pensar, vamos.

Con este método, llega un momento en que tus padres lo saben, tú sabes que ellos lo saben, de vez en cuando tu madre te pregunta que cuándo le vas a traer un novio a casa con total naturalidad, tu padre intenta hacer como que no sabe de qué va el tema,... Y ya un buen día les presentas a un chico bien mono que resulta que te lo estás beneficiando, y que a tus padres les viene genial en ese momento para ayudar a subir la compra. Esto último a mí no me ha ocurrido porque soy especial y hasta que una relación no me dure establemente al menos seis meses no tendrá cabida ninguna presentación formal.

Y hasta aquí mi análisis de cómo salir del armario sin recurrir a un drama. Pero por favor, salid del armario, dejáos ver, que lo ponéis muy complicado para identificaros y así no hay quien se decida a quién entrarle y a quien no cuando sale de fiesta.

3 comentarios:

La Exorsister dijo...

No se podría explicar mejor. Aunque lo del fistfucking quizá (y sólo quizá) es poco sutil... pero oye, sí que da que pensar.


cami dijo...

Hola
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Cami

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Anónimo dijo...

Esta claro que nos ha tocado vivir en un tiempo y sociedad más libre y con menos prejuicios que la de nuestros padres.
Es posible que nunca lleguen a entender la homosexualidad porque no han sido educados para ello.
Pero vamos, con las pistas que les has ido dejando parece que has sido aceptado.