"En su guerra por conquistar el espacio, EEUU invirtió millones de dólares en inventar un bolígrafo a cuya tinta no le afectara la ingravidez; la URSS usó el lápiz."Me encanta hablar del ser humano como si yo perteneciera a la cadena de los paquidermos, pero no, todo indica que soy un homínido. Y hoy, niños y niñas, si os habéis fijado he encabezado el post con una frase que habla de algo que ocurrió de verdad. En efecto, hubo investigaciones, rompeduras de cabeza, inversiones de mucho dinero, trastornos mentales, recelos megalomaniacos y MUERTOS (en realidad no, pero poner MUERTOS en mayúscula le da al asunto un toque dramático inesperado para el espectador, o sea vosotros, queridos niños) para inventar un dispositivo cuya función ya subsanaba algo que ya existía y cuya producción y funcionamiento son más simples que el mecanismo de un lapicero. Espera, que eso no me sirve porque como estoy hablando de objetos usados para escribir, como que me repito. Diré mejor "más simple que el mecanismo de un ambientador olor a pino de los que se cuelgan del espejo retrovisor de cualquier coche unifamiliar estándar". Ea, así mucho mejor, dónde va a parar.
Todo esto para, como decía, ponerme a hablar un ratito sobre la asombrosa, fantástica, maravillosa y singular absurdez de la evolución del mono. Vale que experimentando y siendo ambiciosos hemos logrado grandes cosas, como por ejemplo ponerle un palo a un caramelo e inventar el chupachups, todo un logro. Lo que ocurre es que no siempre experimentamos en el sentido correcto y logramos algo tan útil como la famosa chuchería; la mayoría de las veces la tecnología evoluciona pero hacia atrás.
Podría decir que la tecnología involuciona.
PUES NO. Evoluciona hacia atrás, he dicho. Porque evoluciona fabricando gadgets que antes no podíamos ni imaginar (a no ser que seas Kubrick, que entonces ya lo habías imaginado, masticado, digerido, defecado y apareado con ellos no una ni dos, sino hasta tres veces), pero que no es que no pudiéramos imaginar porque "oh, ¿quién lo hubiese imaginado?" sino porque ese gadget ya existía antes, pero era más sencillo, más barato, quizá menos bonito, quizá menos llamativo y quizá menos cool, y que dices "está bien como está", hasta que llega alguno y le da por rizar el rizo cuando lo que quieres es un alisado japonés. Pero vamos, que hacía lo mismo que el nuevo gadget tan estupendo, tan lleno de colorines y tan de moda que si no lo tienes considérate un dinosaurio, seguramente por menos dinero.
Ocurre en todas las facetas del mundo humano: en la ropa, en cualquier utensilio, en la comida (niños, que no os engañen, la leche ya llevaba calcio antes de que a alguien se le ocurriera sacar al mercado LA LECHE CON CALCIO), en los videojuegos, incluso en la política.
¿En la política?
Sí, niños en la política. Porque "no somos ni de izquierdas ni de derechas, sino que somos los de abajo y vamos a por los de arriba" lo que quiere decir es "somos de izquierdas, pero no tenemos ni puta idea de que somos de izquierdas, y como decir que somos gilipollas suena poco comercial pues hemos inventado este lema que es bastante chulo". Lo que os digo, niños, evolución hacia atrás. Al menos salen a la calle, que es un paso.
Me obligáis a poner estas fotos y os odio por ello. |
A lo que iba. Que el nuevo dispositivo móvil Nokia Galaxy S-Apple III 1/2 es igual que la anterior versión y lo único que cambia es el 1/2.
Pero el 1/2 escrito en la carcasa es nuevo.
Ah, pues sí. Pues quizá tengáis razón y merezca la pena hacerse con uno. ¡Qué demonios! ¡Ponedme cuatro, que así tengo de repuesto para cuando se rompan sus pantallas a la primera hostia contra el suelo!
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