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18 de noviembre de 2022

Mira quién vuelve con el rabo entre las piernas.


Querido blog, dos puntos. Ni me acuerdo de la última vez que te hice caso, pero menudo montón de mierda almacenada tenemos aquí.

A ver, te explico. Parece que Twitter va a quedar hecho un estercolero. Ya era una mierda, pero era nuestra mierda. Un señor multibillonario que no es Batman y al que a partir de ahora llamaremos Space Karen ha jodido el invento. Estamos desesperados por ver dónde nos acogen. Estoy haciendo como cuando entré en crisis y regresé a casa de mis padres. En realidad, esto es como volver al vientre materno. O como un anuncio de Navidad. O como ir al dentista cuando ya has terminado de joderte una muela. 

Joder, qué bochorno. La última entrada de este blog es de 2015. En 2015 todavía no había coches voladores.

A ver, resumiendo, para quien se haya perdido mi vida: sigo en el mismo trabajo, sigo odiando el mismo trabajo. Soy delegado sindical del comité de empresa. He escrito y publicado un libro, mi salud mental parece estable, estoy súper anciano por dentro. Estoy independizado pero sigo sin valerme por mí mismo. Comparto piso con mi ex, otros dos amigos y un número basculante entre 1 y 4 perros. Por mi vida han pasado Paquita Salas, Leftovers, el chasquido de Thanos y una saga de cómics que se llama Saga. Estoy solterísimo. Soy más súper rojo que nunca, antifa de narices y lo que la gente que huele a esmegma reseco llama "woke". Soy menos bocazas porque ya no me apetece tanto discutir.

Voy al gimnasio, uno que tiene piscina de la que no hago uso. No entro a spinning porque eso es lo que le hicieron los romanos a Jesús, pero sobre una bicicleta estática. Hay una señora que hace abdominales como mi madre bate los huevos o hace ganchillo: que podría generar energía renovable. Soy incapaz de seguirle el ritmo. Estuve a tope con la escalada, pero ahora no subo ni por escaleras porque tengo ascensor.

Estoy en los inicios de una fase creativa. Estoy escribiendo un cojón. Vale, aquí no. Me refiero a que estoy escribiendo cosas que luego podría llevar al registro de la propiedad intelectual. Estoy rezando para cruzarme con algún mecenas que se dé cuenta de que soy el Velázquez literario del siglo XXI y me quite de estudiar. Sí, seguimos estudiando. Pero esta vez nada de cosas locas como Cinematografía o Sociología, sino algo que traiga prosperidad. Vamos, que como todo Millenial aspiro a trabajar para papá Estado.

He descubierto a Terry Pratchett y a Neil Gaiman. He visto Battlestar Galactica y Sense8. Me he tatuado al Joker de Heath Ledger, y con ello he enterrado mi Joker fan era. He descubierto que en el Ahorramas no ahorras más. Tenemos el Presidente del Gobierno más guapo de la historia. El alcalde de Madrid se llama Carapolla. Nos hemos tirado dos años llevando mascarilla, y nos inventamos un ritual que consistía en salir a la ventana a aplaudir todos a la vez. Tumblr murió porque dejó de tener porno.

Ana de Armas aspira a ganar un Oscar. Me han puesto una multa en el metro de París. El precio de la gasolina está como el precio de los cómics. La mejor película de Star Wars es 'The Last Jedi'. Soy adicto al helado de cookie vainilla Hacendado. Veo fatal de lejos y las gafas favorecen mi rostro. He sentido calorcito con 'Los Anillos del Poder'. Hacen más de 20 grados en noviembre. Warner se ha fusionado con Discovery y todavía no ha sido capaz de crear un universo uniforme de superhéroes. La reina Isabel II no va a saber el final de One Piece. 

Hacemos memes de que nos va a caer un misil nuclear. Twitter se está rompiendo.

Entonces, yo no sé qué va a pasar. Es que si supiera ver el futuro lo que haría sería ver el número premiado de la lotería. Por si acaso, me voy a refugiar aquí para intentar mantener el contacto con la gentecilla que me habla por el ordenador.

21 de julio de 2015

Inside Out, de Pete Docter y Ronaldo Del Carmen. (2015)

Hay un puñadito de gente que se ha empeñado últimamente en señalar una crisis creativa de Pixar. Y mira, por más que me empeño, ni la he notado. Porque la compañía del flexo siempre cumple. Tiene películas mejores que otras, pero lo que viene a ser decepcionar, jamás. Hagamos repaso de sus últimas películas: "UP", obra maestra; "Toy Story 3", cierre perfecto de la trilogía; "Cars 2", su único bajón, y aún así entretenida; "Brave", mejor película de princesa que muchas de la especialista en películas de princesas, o sea, Disney en solitario; "Monsters University", muchas risas. De crisis creativa, nanai. Otra cosa es que haya gente tan magufa como para reprocharles que no sean capaces de sacar una genialidad cada año. Pues miren, señores, eso no lo hace ni Pixar, ni Woody Allen, ni Tarantino, ni Kubrick. Así que relajemos la raja un poco.


Por si aún queda alguien señalando esa falta de ideas, llega "Inside Out", que sin tener que elaborarme mucha la calificación diré, simplemente, que es, dentro de lo que propone, perfecta. No es necesario buscarle otro calificativo cuando no le encuentro defectos. Sorprende tanto como en su día lo hizo la primera "Toy Story", usando la misma base narrativa: dos personajes totalmente opuestos se pierden en un mundo que hasta entonces solo conocían a través de un ventanal, y que deben apurarse en regresar a su base para salvaguardar a la niña que han custodiado desde siempre. Pese a este paralelismo, tiene personalidad propia y brilla por sí misma. "Inside Out" no se apoya en unos personajes tan carismáticos como lo eran personajes de la franquicia como Woody y compañía, Mike y Sulley, o Dory. Su mayor baza tampoco es esa aventura en la que Alegría y Tristeza se sumergen dentro de la cabeza de una niña que vive el trauma de separarse de su ciudad natal para mudarse a otra donde no conoce nada ni a nadie. La genialidad de Indside Out resulta de hacer fácil lo complejo. Los guionistas podrían haber tirado perfectamente hacia la sencillez de fabricar una especie de "Érase una vez el cuerpo humano", y habrían logrado sin despeinarse demasiado un resultado seguramente decente. En vez de conformarse con eso, tiran de imaginación, inteligencia, emotividad y ternura para explicarnos conceptos tan ambiguos que encierra la mente humana como lo son las ideas, los sueños o los miedos y nos hacen reflexionar durante hora y media en la que no falta el humor contagioso y una catarsis final de lagrimilla nada forzada, cosa de agradecer en este tipo de películas, y sí muy elaborada durante todo su desarrollo en la que las evoluciones de sus personajes principales son constantes y progresivas.


Estamos hablando de una película dirigida por Pete Docter, responsable de "Monstruos S.A" y "UP", por lo que se da por hecho el chorreo visual al que vamos a asistir. Al igual que en aquellas ocasiones, se gana de inmediato al público infantil gracias a personajes coloridos y fácilmente identificables, con sus propias muletillas, y con gags recurrentes y muy divertidos. De igual manera, el público adulto queda prendado por las reflexiones y conceptos arrebatadoramente inteligentes que va dejando posar, apostando también por la melancolía o la nostalgia que ya desprendía "Toy Story 3". Invita a la empatía hacia los demás utilizando a una niña de 11 años con la que rápidamente nos identificamos, siendo una de las pocas veces en las que verdaderamente una película de tal contexto y pensada para tener una taquilla generosa se preocupa tanto por ahondar en la perspectiva de una persona que está a punto de embarcarse en la madurez. 


No me atrevo a decir que sea lo mejor que han parido los creativos John Lasseter, Andrew Stanton y compañía. Des luego, puede codearse en ese olimpo de joyitas que son las "Toy Story", "Up" o "Wall-E".




17 de noviembre de 2014

Interstellar.

"Interstellar" es simplemente la mejor película de ciencia ficción en lo que llevamos de siglo. Y lo digo con la boca pequeña. Es imaginativa, coherente consigo misma en todo momento, sobrecogedora y a veces aterradora por el mundo en el que te adentra, una maravilla visual, sonora y atmosférica, en cuyos 160 minutacos de metraje no hay ni vacíos ni sobrecarga. 


Habla de tantas cosas de manera tan sutil, tan humana e introspectiva en un escenario tan gigantesco como la propia multidimensionalidad del espacio-tiempo, que no queda otra que dejarse llevar por la ola en la que te sumerge. 


Y tiene la inteligencia de no profundizar en divagaciones filosóficas o moralistas, sino que explora el infinito a través de los detalles humanos más pequeños. Y no necesita una gran dosis de acción o fuegos de artificio para resultar estimulante y épica. La escena en la que Cooper se despide de su familia, abandona su granja dejándoles atrás, mientras el sonido ambiente es el del cohete que le llevará a las estrellas, un cambio de un plano en la cabina de una furgoneta por la cabina de una nave espacial, es una elipsis que concibe un punto de giro de guión memorable, por poner un ejemplo de uno de sus múltiples "perfect shoots". 


En mi caso particular, no tengo mejor calificativo para ella que decir que es como "2001" pero con corazón y con la ventaja de que te dan ganas de volver a verla de nuevo.

30 de septiembre de 2014

¿Una versión de Doctor Who a la española? ¡YO DIGO SÍ, JODER!

Porque aquí somos muy de coger cosas de fuera, hacerles un par de arreglillos para que cuele dentro de nuestro folklore, nuestra forma alegre, pícara y dicharachera de ver la vida, impregnarles de ese toque de caspa tan nuestra, y a tomar por culo: tenemos un producto 100% made in Spain. Si tuvimos los cojones de hacer pasar a Dani Martin por una suerte de Jack Bauer madrileño, o de emular Cheers cambiando a Woody Harrelson por Resines, ¿por qué no probar con Doctor Who?


Ésta es mi propuesta. La serie no se llamaría Doctor Who, evidentemente. Aquí necesitamos un título directo, que no les haga comerse el coco demasiado a los televidentes. "El Doctor" podría valer, pero más de uno se esperaría un pseudo Hospital Central mixeado con Médico de familia, y Doctor Who no va de eso. "El Doctor de las galaxias" me parece más acertado. Además con eso enganchas a toda esa peña que sabe o en algún momento a oído hablar de La guerra de las galaxias, pero que le preguntas por Chewacca y te señala un rebaño asturiano.

Para las diferentes regeneraciones del doctor aquí tenemos actores válidos para dar y tomar. Por ejemplo, podríamos iniciar la cosa con algún actor consagrado que vaya a durar una temporada, porque lo de la regeneración hay que dejarlo mascadito cuanto antes: José Coronado, que haría lo de robar la TARDIS y todo eso. TARDIS que aquí simplemente se llamaría LA CAJA, y en vez de ser una cabina de policía londinense sería una de las antiguas cabinas de Telefónica.

Álex O'Doguerty sería una de las apuestas fuertes en una de las sucesivas regeneraciones. Pasaría pronto a ser uno de los doctores más queridos por la audiencia y con él se cosecharía un inmensa horda de fans. Sacaría mucho jugo a la indumentaria y al destornillador sónico, que aquí sería igualmente un palo pero que en una de las extremidades tuviera algún útil para golpear cosas. Que aquí las cosas se arreglan a hostias.

Raúl Arévalo podría ser otro sucesor de garantías. Y luego ya para atraer al sector que no hemos contemplado aún, las forracarpetas de la Super Pop, habría que poner durante un par de temporadas algún ídolo juvenil, estilo DVD, el niño guapo de Los Serrano, que a estas alturas ya tendrá pelos en los huevos y no fomentaríamos la pederastia. Para rematar la faena, el hombre que está en todas partes: Dani Rovira, que además tiene acento andalúz, muy aprovechable para todo tipo de chistes, burlas y gracietas que tan fácilmente nos sale en cuanto tocamos algún esteoro...estirio...(ay, la dislexia)...¡estereotipo, coño ya! Y como ahora está Peter Capaldi en plan cascarrabias, pues aquí tenemos a Pepe Sancho.

Vale, muy importante las acompañantes que va a tener el héroe. Igual que en el original triunfó Billie Piper, quien no se comía un colín en el mundo del Pop, pues aquí ponemos a Melody, que además es mona y apenas tiene que esforzarse para ser cateta pero que luego cae bien y tiene su gracia. Como madre de ella, Ana Obregón, que todavía tiene su público y es bastante fiel. Para cuando a Melody le toque quedarse encerrada en una dimensión paralela o anclada en un punto fijo del espacio-tiempo, tenemos a Alexandra Jimenez (sí, me comí mucho Los Serrano, ¿vale?). Y en la reserva para hacer de una españolizada River Song tenemos a una ya madurita Eva Santolaria.

Y no nos olvidemos de los innumerables enemigos: para mover cualquier Dalek y ponerle la voz nos vale Jesús Bonilla, y tenemos modelos polacos buscando su suerte en tierras latinas para dar y exportar, por lo que para enfundar gente grande en Cybermens también estamos cubiertos. La raza de Strax y el propio Strax sería Pepón Nieto; la mujer lagarto camuflada en el Londres victoriano sería Belén Rueda (pero camuflada de chulapa, claro). Y para los Slitheen nos valemos de cualquier político, que da todo el pego.