Seguidores

31 de diciembre de 2013

Fin de año.

Paso de escribir una parrafada para despedir el año. Resumiré deseando a las personas que se lo merecen un año 2014 cojonudo, y quiero insistir en que las circunstancias pueden ser desfavorables pero eso no significa que os tengáis que dejar de mover.


20 de diciembre de 2013

Cómo sobrevivir a la cola de un McDonalds.

En mi incansable labor por facilitaros la vida, ya que estáis tontos y tendéis a complicarosla en cuanto se os da el mínimo resquicio, he elaborado un pequeño pero elaborado manual para actuar en una de esas situaciones cotidianas de la que tanto callamos y de la que creo que es indispensable levantar el tabú: la cola del McDonalds.

Incluso me he tomado la molestia de marcaros los pasos a seguir, porque luego también os liáis y acabáis poniendo de Presidente a quien nadie dice haber votado, mandando a Eurovisión a cómicos de televisión o haciendo que Bustamante pierda la final de Operación Triunfo. Allá vamos, estad atentos:
  1. Entra en el McDonalds y ponte a la cola: recuerda que estamos en un restaurante de comida rápida, no en la pollería, así que nada de preguntar quién da la vez. Tú te pones ahí a cholón, donde te parezca a ti.
  2. Muestra seguridad ante el resto de clientes: nada más colocarte en la cola, inconscientemente te has sumergido en una guerra psicológica por ver quién tiene más dignidad e integridad. Si ves que tu cola se desvía de las cajas y en realidad se dirige al baño, nada de cambiarse. Tú vas al baño, meas (o finge mear en caso de tener la vejiga vacía), lavarse las manos es de maricones, y te vuelves a las colas. ¿Que vuelves a equivocarte y te has metido en la cola que va a los columpios infantiles? No pasa nada. Tú sigue ahí, te tiras por el tobogán, y regresas a las cajas.
  3. Odia en silencio: cuando ya has recorrido más colas que la boca de la ex-mujer de Pipi Estrada y has logrado llegar a la de pedidos, la estrategia a seguir es indignarte por la voracidad del sistema capitalista que lleva a las masas a concentrarse en un mismo punto en un mismo momento, colpasando el local, como si tú no fueras contribuyente de tal fenómeno. Miras a tu alrededor, proyectas en tu mente a toda esa gente siendo incinerada por dragones furiosos, sacas el móvil y twitteas que estás hasta la polla de la gente.
  4. Pasa a la agresión física camuflada: a estas alturas, ya te habrás dado cuenta de que hay al menos tres señoras intentando colarse y varios niños correteando entre la gente mientras sus papás les dicen "estáos quieeeeeeetos" o "¿a que nos vamos a casa?". Para eso estás tú ahí, para que haya justicia divina. A las señoras les propinas un codazo. Si te miran, tú mira al frente como si no te hubieses dado cuenta de nada. Cuando se giren, les das un empujón. Si te acusan de que les estás dando, un simple "¡señora, no invente!" bastará para calmar los aires. En cuanto a los niños, tendrás que tener un poco más de paciencia y esperar a que correteen justo por delante de ti. Será el momento oportuno para estirar la pierna y hacer que tropiecen. No sólo lograrás que las criaturas se estén quietas en el suelo, sino que además conseguirás que su papá les coja, les lance un combo colleja-regañina-tirón del brazo, y encima te pedirán perdón.
  5. Turno de pedir: después de media hora en esta cola (el tiempo de las demás colas es demasiado variable) y la cajera (o cajero, o, con un poco de suerte, cajero guapo) te pregunte por tu pedido, preguntarás "¿qué tenéis?". Después de señalarte los carteles a su espalda con los menús, preguntarás "¿qué me sale mejor?" y "¿qué ofertas tenéis?". Luego sacarás un puñado de tickets de descuento y le pides que te coja varios, pero te dirá que no son acumulables. Te indignas. Lo twitteas. Cuando ya te hayas decidido, te ofrecerán junto a tu pedido un helado o alitas para acompañar, que rechazarás. Mientras te estén preparando el pedido, les dirás "¡ay, la McRoyal sin pepinillo y las cocacolas sin hielo!". Cuando corrijan el pedido y te hayan cobrado 8€, llamarás su atención nuevamente para pedir el helado.
  6. Coge mesa: atraviesa la cola. Es algo así como una prueba final en la que debes sortear papás, niños corriendo y señoras intentando colarse mientras llevas una bandeja con tu menú y no se te puede caer nada. Tiras la cocacola sobre un niño. El papá le regañará y te tendrá que pagar una nueva. Va con hielo. Tú la quieres sin hielo. La cajera/cajero/cajero guapo tirará la que lleva hielo y te pondrá una nueva sin hielo. Quizá a estas alturas algo de lo que hayas pedido lleve escupitajo. No te preocupes, no te lo han cobrado. Al ir a por mesa, todo el local está lleno. Que ni te molestes en buscar una libre, vamos. Así que regresa a la caja y pide que te lo pongan para llevar.
  7. Disfruta de tu menú: te vas a la calle. Es diciembre y hace un frío de cojones. Pero tú acabas de ganar una batalla épica que pasará a los anales de la historia de la restauración familiar. Desenvuelves la hamburguesa, das el primer bocado... No han quitado el pepinillo. Que le den por culo.
Si así lo deseas, en McDonalds también puedes hacerte una foto-tuenti con Mario vaquerizo.
Y creo que no me dejo nada. Este manual es aplicable a Burguer King, Telepizza, Dominos Pizza, Pizza Hut no porque no tiene clientes, KFC, 100 Montaditos (donde además a la hora de hacer el pedido y te pidan el nombre les dirás algo así como "Chiquito de la Calzada") y Pans & Company. Espero que os haya sido de utilidad.

17 de diciembre de 2013

Querido yo mismo de hace 7 años.

Querido yo mismo de hace 7 años:

Antes que nada, decirte que Plutón ya no es un planeta porque así lo han decidido unos señores. También hay un robot suelto por Marte haciendo fotos. O que el presidente de EEUU es negro y que al rey le están convirtiendo en Terminator. Y que lo de que te sientas incómodo con la chica con la que estás saliendo lo empezarás a comprender en breve.

Por otra parte, tus pretensiones para dentro de 7 años son demasiado altas y me has metido una presión de la hostia. Qué pena que solo pueda escribirte y no viajar en el tiempo para darte un puñetazo. Mira, iré al grano: dentro de 7 años no estás viviendo en Londres, ni eres cineasta, y a efectos prácticos ni siquiera tienes un título universitario como tal. Es más, sigues viviendo con tus padres, no tienes tanto dinero como te gustaría, sigues haciéndote pajas y sigues viendo dibujos animados. Pero no pongas esa cara, que no estás fracasando.

Te explico. Dentro de 7 años no eres aquello que ahora mismo pretendes ser ni estás donde pretendes estar. Te aconsejo que te agarres los huevos bien fuerte porque tu cabeza va a estar dando tumbos constantemente, y vas a sufrir bajadas y subidas emocionales que dejarían en ridículo a cualquier telenovela de las que ve tu abuela. Y que dentro de poco vas a tener que despedirte de algunas personas sin las que ahora mismo no concibes la vida. No pasa nada, lo superarás. Además, durante los próximos años conocerás nuevas personas, a algunas les mandarás a la mierda, pero otras van a merecer mucho la pena. Y tendrás un beagle que se pasará el día llorando, durmiendo y pidiendo mimos. Es un poco como tú.

Aunque ahora estés intentando ser conciliador entre todos tus grupos de amigos y llegues a un punto en que te distancies de ellos, volverás. Vas a pasar una época muy extraña y dura. Incluso harás un par de pequeños viajes en solitario por el simple hecho de que es así como quieres estar, paseando por lugares desconocidos, descubriéndolos mientras haces lo propio contigo mismo. Y vas a estar enfadado con todo el mundo, contigo el primero, y creerás que nada de lo que haces tiene algún sentido. Pero estos 7 años que nos separan pasarán, y te sentirás mucho mejor.

Vas a quedarte con la gente adecuada. Vas a tener los dos dedos de frente que ahora mismo no tienes. Tendrás un trabajo precario, como casi todo el mundo, que al principio te gustará mucho, y que con el tiempo acabarás aborreciendo, pero que te permitirá tener medios con los que ir subsistiendo. Y gracias a varios títulos que te vas a sacar, escribirás muchísimo. No vas a estar viviendo de ello de momento, pero ayuda. Cuando menos te lo esperes, va a llegar a tu lado una de las personas más importantes de tu vida, que dentro de 7 años tiene la misma edad que tienes tú ahora mismo. No sabes cuánto te vas a reír con él y la de cosas que jamás harías que vas a hacer gracias a él. Pero tampoco quiero hacerte demasiados spoilers, que a mí estas cosas me han ido llegando por sorpresa y tampoco te lo quiero poner tan fácil. 

Tan solo relájate, no tengas tanto miedo. Todas tus incertidumbres se irán aclarando poco a poco. Deja de lado, aunque sea un poco, esa megalomanía que tienes, y aprende a ser humilde, cuanto antes mejor. Insisto, no tengas prisa. Total, dentro de 7 años habrá gente que aún crea que tienes la edad que ahora mismo tienes y que vas al instituto. Y sí, dentro de 7 años sigues jugando a Pokémon y revisionando cada unos pocos meses las versiones extendidas de El Señor de los Anillos. Como ves, las cosas no van tan rápido como esperas, pero van bien.

2 de diciembre de 2013

Estáis usando mal el amor y lo vais a romper.

De los creadores de "no pareces gay" llega "tú y tu novio sólo parecéis amigos". Efectivamente, en el mundo ya hay más subnormales que armas de fuego, y es una pena.

Yo querría explicar una cosa bien sencilla que pocos parecen comprender, por si acaso os identificáis conmigo o solo estáis aquí porque os hago gracia o yo qué sé. Resulta que cuando tienes pareja no hay ni una puta ley, ni aquí ni en ningún país del globo terráqueo, que te obligue a demostrar tu amor, pasión y desenfreno a todas putas horas. En serio, parece una locura de las mías, pero qué va. Que he estado buscando, y que no existe tal ley.

Que no es necesario que vayas de la mano de tu pareja a todas partes como si de soltarte te fuese a atacar un convoy de antidisturbios. Que lo de publicar 48 fotos de tu fin de semana en pareja es algo que si no lo haces tampoco pasa nada. Digo más: si en vez de 48 fotos haces 12 que sean bonitas y no al tun-tún (que no se si tun-tún se escribe así, pero para mí tiene sentido) y te las guardas para ti, nadie te va a denunciar. Y que si vas con tu grupo de amigos y te distancias más de metro y medio de esa persona a la que tanto amas, no van a venir los comunistas a expropiártela. Que eso sólo son leyendas y cuentos de viejas. Os lo juro por lo más bendito que ha parido este país, me cago en la virgencita guapa, que no es otra cosa que el hijo de Ana Obregón.

"Es que tú eres gay y por eso no vas con él en plan pareja por la calle". Agárrame el rabo y estira. Mira, no. Lo que pasa es lo siguiente: yo quiero a mi novio. Él me quiere a mí. Yo lo sé. Él lo sabe. Es suficiente. No necesitamos que toda nuestra red de amigos y conocidos estén pendientes a todas putas horas de todo el amor inmenso que sentimos el uno por el otro, capaz de hacer cagar arco iris a una camada de gatitos recién paridos. Al igual que no nos lanzamos nuestras arrebatadoras declaraciones pasionales que hacen que la luna brille en la noche más oscura en público, y nos basta con hacérnoslas el uno al otro, en privado, en plan de que a nadie más le importa. 

"Yo y la Pili en Murcia pasándolo bien".
Que es que luego rompéis con vuestra Pili, a la que tanto queríais a todas putas horas y que decíais que estaríais siempre juntos porque nada podría separaros, y quedáis un pelín ridículos por no decir gilipollas. Y no os hagáis luego los suecos, que tal amor shakespiriano lo presencié yo, lo vieron los 768 amigos de Facebook que tenéis, y lo vio Obama. No es que lo viésemos, es que nos lo metísteis por los ojos, hijos de puta. Y ahora la Pili no os toca ni con un palo y encima se ha quedado con la Play. Que estáis confundiendo el amor con ganas de ser portada del Pronto.

Haced un favor. No a nosotros, sino a vosotros mismos. Reservad vuestro amor a vuestra pareja, que es la que lo tiene que sentir, que al resto nos encanta que os queráis tanto pero que al final los que se tienen que follar a la Pili sois vosotros, no nosotros. Que de verdad, nos la suda lo bien que lo habéis pasado en Murcia en el puente de agosto, o que hayáis ido a ver el árbol de navidad de Sol en mitad de noviembre. Que además vuestras fotos son una mierda y son todas iguales. Dejad de dar la chapa, por favor, y limitáos a quereros el uno al otro. Gracias.

P.D.: Cariño, cosita guapa, que luego voy a buscarte y que te quiero mucho.

P.D.D.: el P.D. era un mensaje privado para mi novio, no para vosotros, putos cotillas entrometidos, que estáis empezando a parecer acosadores queriéndolo saber todo. Mira que os denuncio, mamones.

P.D.D.D.: A ti no, cariño, a ti te quiero con locura. Tú puedes entrometerte en mí todo lo que quieras.

P.D.D.D.D.: ¿no tenéis otra cosa que hacer que leer mi blog? Ponéos a leer un libro, que tiene más páginas y más sentido que ésto.