No quisiera ser puntilloso con la extraña cultura de tan asombrosa forma inteligente de vida, pero quisiera matizar la necesidad de estos seres por ritualizar cada acto de sus existencias. Y, como digo, el intercambio de genitales florales entre ellos me resulta, cuanto menos, reseñable.
Haré cuenta de hasta qué punto insisten en este hábito:
- Intercambio genital floral en cumpleaños.
- Arrojamiento de genitales florales en bodas para decidir la próxima novia.
- Genitales florales como ofrenda en festividades religiosas.
- Genitales florales como decoración doméstica.
- Deposición de genitales florales en los yacimientos de sus difuntos.
- Intercambio de genitales florales para lograr intercambiarse fluidos genitales humanos entre ellos mismos.

Un consejo sobre los humanos, pues: no os preguntéis acerca de la absurdez de sus culturas.
Aceptadlas tal cual. Al fin y al cabo, carecen de sentido y ni ellos mismos sabrían explicarlas.
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