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18 de julio de 2012

Réquiem por mi coche.

He perdido la virginidad en cuanto a quedarse tirado en el arcén de una carretera secundaria se refiere. Que yo iba tan tranquilo conduciendo camino al trabajo, con los Wolfmother a toda hostia en la radio, conmigo vociferando "New Moon Rising", feeling wild and free, y de repente dentro del motor sonó algo así como "ññiggggkkñaaajódetejjjkgjjjk", el coche se paró, y el cuadro de luces se convirtió en una puta discoteca. Mis dos reacciones inmediatas fueron gritar "JODER, JODER, JODER" y luego pensar "¡TOMA! ¡QUE HOY ME VOY A AHORRAR UNAS HORITAS DE TRABAJO!".

Una horita bien rica a la interperie, sin agua, desayunándome todo el solecito, sin aire, junto a unas yeseras y a un pueblo que recuerda a Silent Hill o a la Texas profunda, que me tiré esperando a la grúa, que le tuve que acabar guiando yo por teléfono tanto para llegar a donde me quedé como para ir al taller. Taller donde el tallerista (o mecánico, allá vosotros con vuestra mierda de lenguaje) me miró con cara de "con este me saco un sobresueldo" y después me dijo "van a ser 2000€". ¡Venga, chacho, que valor sentimental tiene, pero con ese dinero tengo tres coches como el mío! 

Sí, ahora subo fotos de cadáveres al blog.
La verdad es que esto de quedarme sin mi coche penita me da. Ha dejado un cadáver precioso, con el tensor de la correa partido, los pistones hechos puré y las valvulas reventadísimas,... ¡y eso lo he hecho yo solito! Ha sido un coche en el que me he encontrado cosas asombrosas, como un calcetín que no era mío en la parte trasera (¡ay, esa parte trasera!), con ambientador de bolitas en los ceniceros que parecía droga, que lo tenía con la cantidad de mierda suficiente como para decir que era mío, que pasaba la ITV con las luces de freno desconectadas, que tenía una alarma instalada sin que yo lo supiera y que se chupaba la batería, que tenía un neumático que había que meterle presión cada 15 días, que perdía aceite,... ¡Pero yo le quería!

Pero, ¡eh! Que yo salgo aliviado de esta experiencia, que me he puesto a hacer cuentas y casi que sin coche me hago rico, o por lo menos me llega para invertir en Nueva Rumasa o en Bankia. Que si me ahorro 800€ anuales de seguro (putos vampiros hijos de perra, os aprovechais de los jovencitos menores de 26 años con menos de 5 años de experiencia), que si me ahorro 25€ semanales de gasolina, los dos cambios de aceite anuales a 70€ cada uno, los 40€ de ITV, los 65€ de impuesto de matrícula, los 2€ de lavado mensual, más parquímetros, gastos puntuales,... Mira, que le den por culo al coche. Que eso de que da libertad es publicidad engañosa, que yo con ese dinero que me ahorro tengo para hacerme dos viajes, o para pagarme cómodamente los estudios, o para subirme a las torres esas tochas de Madrid y tirar billetes de 100€ desde ellas y ver cómo la gente se pelea por ellos.

Mi consejo: no os compréis un coche si con el transporte público os podéis apañar. Compráos un tren.

2 comentarios:

Damu Aguirre dijo...

Amén... que las publicidades sobre libertad, de cigarros y coches para andar por el mundo como si fueramos reyes siempre terminan siendo engañosasss

Anónimo dijo...

Mira tio, espero que lo del coche no sea como lo mio con los
gatos.
Siempre digo que será el último... y otro gato más.