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13 de agosto de 2012

El cliente NUNCA tiene la razón.

Hasta la polla de que el cliente esté mentalizado con la idea de que con el dinero lo que compra es a una persona, cuando lo que adquiere es su servicio.

Hasta la polla de que el cliente intente colártela por cualquier recoveco, con lo que ya no solo se salta las normas, sino que de salirse con la suya pone en peligro tu puesto de trabajo y el de tus compañeros.

Hasta la polla de tener que atender con una sonrisa a chusma desagradable que cree que por tener el dinero eres automáticamente su siervo y tienen poder sobre ti.

Hasta la polla de tener que dar la cara y responsabilizarme por las malas gestiones de los superiores, sin tener después su respaldo cuando los clientes se quejen de sus cagadas.

Hasta la polla de que se me exijan imposibles.

Hasta la polla de que el cliente no asuma que simplemente sigo órdenes, de que el puto negocio no es mío, y de que soy un pringado que ni pincha ni corta.

Hasta la polla de tener que enfrentarme constantemente a la cuestión de si satisfacer las necesidades del cliente o las peticiones de un superior, saliendo mal parado tomes la decisión que tomes.

Hasta la polla de tener que responsabilizarme del rendimiento y comportamiento de auxiliares con una formación por parte de la empresa escasa y con un sueldo nimio.

Hasta la polla de comerme broncas por parte del cliente por realizar bien mi trabajo.

Hasta la polla de que el cliente crea saber realizar mejor mi trabajo que yo mismo e intente corregirme.

Hasta la polla de tener que adaptarme a horarios cambiantes y abusivos que no tienen en cuenta que a mayor número de horas trabajadas, menor rendimiento.

Hasta la polla de clientes a los que intentas hacer un favor y te lo agradecen cogiéndote el brazo.

Hasta la polla de tener que anteponer tu vida laboral a tu propio bienestar.

MUY hasta la polla de tener que estar agradecido y considerarme a mí mismo un privilegiado por tener un contrato y un sueldo que rara vez alcanza las cuatro cifras.

Y MUY AGRADECIDO a esos clientes o superiores en peligro de extinción que te tratan como a un igual, que son conscientes de tus limitaciones, que nunca exigen, y que son capaces de agradecerte tu labor.

3 comentarios:

Murciégalo dijo...

¿Mal día en el trabajo?. Trabajar de cara al público tiene que ser lo peor que hay.

Anónimo dijo...

Deberias de estar ya acostumbrado. Soy empleado público y casi no me sorprende nada.
Podía escribir el espasa calpe.
Seguro que hay quien lidia en peores plazas. Ánimo.

Juanma dijo...

Muy buena entrada y muy de acuerdo con todos los puntos.