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29 de agosto de 2011

El vínculo.

La vida se abre paso a través de etapas en las que quedas marcado por diferentes vínculos interpersonales. Al transitar entre una etapa y otra, se dejan atrás muchas cosas, y se descubren otras nuevas. Es la necesidad de evolucionar.

Estar inmerso en una de esas transiciones me hace consciente de que, por mera cuestión gravitatoria, voy a dejar atrás cosas y dilemas que formaban parte de mi cotidianidad mas arraigada hasta ahora, y los voy a sustituir por otros nuevos.

Además, soy mas consciente que nunca de quién soy, de qué soy, de qué quiero ser y hacer. Es algo que siempre ha estado en mí, y yo lo he sabido desde hace mucho, pero nunca me había atrevido a dejarlo salir del todo. Ese miedo ya no existe, se ha ido. Y, joder, me pregunto por qué no había dado este paso antes, porque ahora estoy bien, estoy tranquilo, no me he subido por las paredes ni nada raro.

Mayormente, mi problema vital viene siendo que padezco adolescencia crónica en todos los sentidos. Que no es un problema, de hecho me encanta que me pidan el DNI para entrar en cualquier sitio por creer que soy menor, o que la gente de mi barrio me siga preguntando si este año ya me toca selectividad. O que en mi trabajo los nuevos no se crean que soy operador porque muchos de ellos parecen o son mayores que yo. Y a eso sumad que no sé ser adulto, ni quiero. Se supone que a mi edad debería tener cierto nivel de responsabilidad. ¿ResponsabiliQUÉ? Pues eso, no he oído hablar de ella. Y que conste que no soy nada pasota, simplemente no me tomo la mayoría de edad nada en serio, porque está sobrevalorada.

Y entonces te das cuenta de que hay amigos con los que siempre has estado, con los que has crecido, que se convierten en eso que llamamos personas mayores, y tú no, tú te has estancado en el nivel "puto crío crecidito". Y ahí que te quedas. Entonces llama a la puerta el señor Tránsito Vital. Este señor se lleva todo lo que te sobra y te deja con lo que de verdad forma parte de ti. Y te presenta nuevas personas que hacen que te preguntes "¿cómo coño he podido llegar hasta aquí sin haberte conocido antes?". Y te ayuda a reforzar relaciones ya de por sí arraigadas, dotándolas de fuerza suficiente como para que hagas, digas y confieses cualquier gilipollez a esa persona, que su feed back va a ser positivo y pedagógico siempre. Un señor bien majo el tal Tránsito Vital.

Y, ¿qué es "el vínculo"? ¿He mencionado ya que soy un poco bastante crío? Os lo recuerdo para que no haya sorpresas. Durante una etapa de mi vida me dedicaba a hacer pactos con los amigos que os harían vomitar un arco iris con tropezones. Pero estos pactos me ayudaban en muchos momentos. Y alguna vez los he vuelto a hacer. Al no poder evitar alejarme de personas a las que quiero, o que me han ayudado, o que simplemente me siento mas tranquilo sabiendo que existen, hice "vínculos" con esas personas.

"El vínculo" no es más que un "hermanos de sangre" pero sin fluidos ni casquería de por medio, y un poco mas materialista, porque lo que se palpa se siente mas, así es el ser humano. Tal material puede tratarse de una pulsera, un colgante, un pendiente (como el que yo llevo puesto que, de hecho, se trata de un vínculo que hice al cumplir 18 años) que se intercambia por otra baratija con otra persona, y tiene que poderse llevar encima con facilidad. El vínculo no da suerte, ni atrae dinero o amor, ni hace que te mueras en 10 días si te lo quitas. Solo tiene una propiedad: hace que recuerdes a la persona que te lo intercambió cuando te sientes solo. Nada más.

Sí, soy muy tonto, pero gilipolleces de estas han contribuido a que yo no acabe quemando edificios en alguna ocasión o mutilando ancianitas. Ahora, sigan circulando que aquí no se les ha perdido nada. O bueno, tengo entradas que no son moñas, podéis echarlas un vistazo. Sí, mejor lo segundo.

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