No es que me aburriera, de hecho me lo estaba pasando bastante bien. Resistí estoicamente la tentación de ponerme a beber yo también, mas por el orgullo de haber dicho antes "os prometo que hoy no bebo" y cumplirlo que por hacerme el sano. Pero llegó un punto en el que me costaba pillar los chistes y risas que solo una persona borracha puede pillar. Así que me puse a hacer lo que suelo hacer en estos casos: agotar la batería del móvil mientras cotilleo Internet. Puedo hacer eso y mantenerme integrado con los amigos, está comprobadísimo. Además, por aquí andamos en fiestas. Pero vaya mierda de fiestas que a las 2 ya estaba todo cerrado porque el día siguiente era laboral. Así que tuvimos que desplazarnos a un parque para intentar hacer tiempo, no era plan de subirse tan pronto a casa. A partir de ahí comenzó mi odisea.
Por estas cosas, quiero y odio a la vez al puto Rubio. |
La cuestión es que le dije el plan que tenía por la noche con mis amigos, por si quería venirse. Tuve que convencer a sus padres, y luego tuve que aguantar a los míos diciéndome "ten cuidado del puto Rubio". Pues resulta que el puto Rubio se emborrachó el primero, se intentó liar con una, y luego, mientras yo disfrutaba de mi derecho a hacer el imbécil durante 15 minutos, le perdí la pista. No fui capaz de localizarle por móvil porque me lo había quedado cuidándoselo durante "5 minutos". Su móvil sigue en mi poder a estas horas. Para hacer tiempo, acompañé a toda la tropa, uno por uno, a sus respectivas casas, y luego me puse a buscar al puto Rubio sin demasiadas esperanzas de encontrarle. Creo que estuve así durante una hora. Al final dije "que le peten, que se vuelva él solito a casa cuando le dé la neura". Pero claro, si volvía a casa sin él y daba la casualidad de que mis padres estuvieran despiertos o los suyos vigilando por la mirilla, mis huevos correrían peligro. Estaba dispuesto a correr el riesgo, a las 4 de la mañana no se puede ir por la calle sin estar borracho.
Total, que por suerte mis padres dormían, los suyos supongo que también. Finalmente esta mañana el puto Rubio me habla por el messenger y me dice que él se fue a casa porque nos perdió de vista y que no consiguió zumbarse a la otra. Vamos, que él sobando y yo buscándole por ahí. Mis huevos siguen intactos, los suyos no tanto, porque tengo ganas de darle un par de patadas de las que te dejan estéril para los próximos cuatro lustros.
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