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4 de diciembre de 2011

Qué a gusto se quedó Adam Smith.

Tó pa mí; ná pa ti.
Me sorprende la cantidad de gente que defiende un sistema como el capitalismo sin pararse a pensar en qué consiste. El capitalismo no es más que una chuchería en manos de un niño, apetecible, pero que produce caries (mis metáforas lo petan, ¿eh?). O lo que es lo mismo, el capitalismo nos ofrece la posibilidad de vivir la vida padre. Esto es: comprar y consumir cosas que no necesitamos, proyectar nuestras posibles vidas futuras teniendo cierto poder adquisitivo, aspirar a un puesto social decente,... En resumen: mierdas. Suena todo muy apetitoso, pero esa es la trampa y la gran mentira, que son promesas de un sistema hecho por y para los ricos. Para escalar en la pirámide social, los de arriba tienen que darte primero permiso.

El capitalismo defiende la competitividad, es la base de este sistema. Parece mentira, pero competitividad es una palabra que suena bien, y cuando se dice que alguien es competitivo, pues parece que estamos obligados a tener que admirarle. Pollas. Dejemos de pensar que la vida es un puto deporte. La competitividad para la liga de fútbol, ¿vale? Competitividad requiere de dos cosas: un ganador y un perdedor. Para el que gana, pues de puta madre, el sistema funciona que te cagas. Ahora bien, el que pierde está jodido. Porque esto, repito, no es deporte. En deporte, si pierdes, pues lloras un poquito y lo vuelves a intentar el año que viene. En el plano económico y social, si pierdes acabas endeudado y esclavizado a un puesto de trabajo el cual detestas pero del cual dependes para saldar esas deudas y poder mantenerte. Y ahora mirad a vuestro alrededor, porque sí, amigos, hay bastantes más perdedores que ganadores.

La cruda y nefasta realidad es la siguiente: para que alguien se enriquezca, otro alguien tiene que empobrecerse. Es la balanza a la que estamos sometidos en este sistema. Y lo que es peor: el que se enriquece lo suele hacer de manera desproporcionada (el dinero atrae al dinero), por lo cual cuando una persona se enriquece, varias personas se empobrecen. De ahí que en una pirámide empresarial haya uno o muy pocos empresarios, y varias decenas de peones. Y, generalizando, para que nosotros podamos tener un bienestar en el llamado Primer Mundo, debe haber un Tercer Mundo. Es la mierda a la que nos somete el capitalismo, y es la mierda a la que hacemos oídos sordos para no sentirnos culpables de mantener un sistema que no funciona, que es antisocial, que beneficia a muy pocos y perjudica a la gran mayoría.

Además, el capitalismo no sabe de piedad. Lo que manda es el dinero, y quien no tiene dinero se queda fuera. Estamos en un sistema al que no le tiembla la mano a la hora de deshauciar a una familia de su hogar, al que literalmente se la suda que haya niños desnutridos y sufriendo enfermedades fácilmente curables en países subdesarrollados, que carece de escrúpulos para coartar la libertad de expresión de sus plebeyos cuando estos protestan. ¿Por qué? Porque la pasta por delante o si no te jodes. Además, el capitalismo es muy listo. Sabe cómo manipularnos para tenernos reprimidos. Recordad que las televisiones, los periódicos, las radios,... los manejan empresas que defienden al sistema. Por eso le tienen tanto pánico a Internet, porque la información se les escapa de las manos.

Además, el sistema lo maneja gente que contradice al propio sistema. El señor Adam Smith fue un hombre que, aparte de otras gilipolleces, dijo que "un gobierno no debe intervenir en las empresas". Es uno de los mandamientos del capitalismo. Pues bien, los señores que defienden el sistema son los mismos señores que se han pasado por la pepita del coño tal mandamiento dando dinero público a los bancos que, os recuerdo, son empresas privadas que buscan el beneficio propio. O sea, que estos señores son, aparte de capitalistas, inútiles. Que para dar a los bancos y salvarles de sus chapuzas muy rápido, pero para salvar a los que no tienen nada, aunque sea de proveerles de sus necesidades básicas como un techo o un trabajo dignos,... Bueno, es que eso es comunismo, y creo que está mal visto.

Yo no quiero comerle la cabeza a nadie, y me parece bonita la pluralidad y todo eso. Pero que no os toreen. La cooperación siempre será más efectiva que la competición. Y no les creáis cuando os llamen "antisistema", pues no lo sois; simplemente, estáis en contra de este sistema.

2 comentarios:

Happy Kappa dijo...

Odio la competitividad. Siempre he creído que no estoy hecha para sobrevivir en este mundo :(

Enrique Hormigos dijo...

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARG!

Coño.
Que bien me he quedado.