El Señor de los Anillos: El retorno del rey.

Título original: The Lord of the Rings: The return of the King

Director: Peter Jackson

Nacionalidad:EEUU / Nueva Zelanda

Duración: 201 minutos

Año:2003

Reparto: Elijah Wood, Viggo Mortensen, Ian McKellen, Sean Astin, Liv Tyler, Bernard Hill, Christopher Lee, Sean Bean, Orlando Bloom, John Rhys Davies, Andy Serkis, Karl Urban, Miranda Otto, ...

 Género: Fantasía / Aventuras

 

 

Sinopsis: Las fuerzas de Saruman han sido destruidas. Ha llegado el momento de que se decida el destino de la Tierra Media. La atención del señor oscuro Sauron se centra ahora en Gondor, el último reducto de los hombres, y del cual Aragorn tendrá que reclamar el trono para ocupar su puesto de Rey. Pero las fuerzas de Sauron ya se preparan para lanzar el último y definitivo ataque contra el reino de Gondor, la batalla que decidirá el destino de todos. Mientras tanto, Frodo y Sam continuan su camino hacia Mordor, a la espera de que Sauron no repare en que dos pequeños Hobbits se acercan cada día más al final de su camino, el Monte del Destino.

Calificación personal: 9,75

Crítica: Ante nosotros, la joya de la corona de la trilogía. "El retorno del rey" es el final que se merecía la saga, con un poder tan atrayente que duele dejarla escapar, como el propio Anillo Único hace con Frodo, no queremos que finalice, pero una vez completado su visionado, el espectador se siente aliviado y consciente de haber asistido a una aventura irrepetible y que perdurará eternamente en la memoria. Este cierre confirma un éxito clamoroso de producción, de imaginación, de épica y de entretenimiento.

Quizá carezca de la hechizante atmósfera de "La Comunidad del Anillo", y seguramente las batallas sean mas titánicas pero menos espectaculares que las de "Las dos torres", pero gana en garra y fuerza, en emotividad y en pasión, y asistimos a la eclosión de todos los personajes. Ahora sentimos la carga de Frodo como si fuese nuestra, sentimos el sufrimiento y la eterna esperanza de Sam, el orgullo de Aragorn, las ganas de luchar de Pippin y Merry, el cargo de conciencia de Gandalf. Como ya ocurría en las antecesoras, tenemos una corte de secundarios milimétricamente moldeados y matizados, los actores se apoderan de ellos impulsivamente; los efectos visuales son una maravilla; la banda sonora es inmensa; el trabajo de fotografía se supera de nuevo, cosiguiéndo por sí solo que nos lleguemos a emocionar; y la propia producción, como en las anteriores, es perfecta.

Peter Jackson consigue así su Obra Maestra, y deja clara su honestidad a la hora de haber llevado a cabo tan colosal proyecto. Viéndose obligado al tijeretazo en la sala de montaje para no alargar mas de lo necesario la experiencia, nos ha transportado a una odisea cumbre en la Historia del Cine, y remata ofreciéndonos un clímax ascendente digno de vitorear y aplaudir, que hará emocionar a toda la platea, y simplemente, supera todo aquello que parecía insuperable. Hay que destacar de nuevo la interpretación de Ian McKellen, que vuelve a estar enorme como Gandalf (este hombre sí que trabaja con sinceridad y pasión), la de Viggo Mortensen, y ahora sí, la de Sean Astin como Sam. Este muchacho encarna a la perfección los sentimientos del espectador, y se luce en varias de las mas bellas y trágicas escenas de toda la trilogía.

La historia vuelve a ramificarse, esta vez en dos grandes historias troncales: el final del camino de Frodo, que gana mucha fuerza e interés respecto a "Las dos torres" gracias a que Gollum muestra al fin sus verdaderas intenciones, y la guerra de Gondor, a la que asistimos por varios frentes. La historia gana en profundidad gracias a esas pausas en medio de la acción que ha caracterizado a la saga, y aquí tenemos escenas de gran cine que debo mencionar: Gandalf consolando a Pippin ante la creciente desesperanza de este cuando las tropas de Sauron estan a punto de penetrar en Gondor; Sam, expulsado por su amigo debido a las manipulaciones que Gollum ejerce sobre éste, y su posterior regreso para salvarle de Ella Laraña; Aragorn desafiando a Sauron frente al Palantir; la escena del encendido de las almenaras de Gondor pidiendo socorro a Rohan; la lucha de Eowyn contra el Rey Brujo. Todas ellas dotadas de una fuerza insuperable y de un poder visual irrepetible, de una capacidad de sorprender y entusiasmar que esconde una enorme melancolía detrás debido a que somos conscientes de que el final se acerca.

Finalmente, solo nos queda un sentimiento de pérdida tras ese largo final, quizá excesivo, pero necesario para despedirnos de todos los personajes y de un mundo del que realmente no queremos partir, pese a que evidentemente nos vemos obligados a hacerlo. Ahora solo podemos sentirnos privilegiados por haber asistido al nacimiento, desarrollo y cierre de una de las épicas mas puras, magnéticas y pulcras que jamás se hayan realizado, y que ha dejado el listón muy alto.